SI YO FUERA DIPUTADO (A)
Uriel Flores Aguayo
Además de ser
el título de una afamada película del gran "Cantinflas" viene bien
para el momento electoral que vivimos en nuestro país, cuando miles de
ciudadanos se presentan a las candidaturas para diputados federales
postulados por los múltiples partidos políticos más 22 independientes. Es
una pregunta pertinente que deben formularse los aspirantes a ese cargo si
su objetivo central es ocupar un escaño en San Lázaro; si hay otras
motivaciones, del nivel que sean, el cuestionamiento no tendría sentido. Partir
de esa aspiración, deseo, sueño, pregunta, meta o lo que signifique para cada quien,
es básico para desarrollar respuestas, propuestas y una campaña guiada por ese
objetivo. Me parece que las incursiones testimoniales y de relleno no tienen
ninguna justificación.
Sin afanes protagónicos,
solo como mero testimonio, quiero compartir algunas de mis experiencias y
opiniones a partir de mi papel, que no califico, como diputado federal en
representación del distrito número diez, Xalapa-Urbano: salvo los puntos que se
plasmen en las respectivas plataformas electorales de los partidos políticos,
que casi nadie conoce, ni siquiera los candidatos, estos vienen hablando de
asuntos ajenos en general a la naturaleza del encargo para el que serían
electos. Creo que es fundamental el compromiso con los electores, a un mandato
de origen; ahí hay una disyuntiva muy clara en el sentido de acatar el sentido
de los ciudadanos o seguir la línea de partido y gobernantes. En mi caso,
considero relevante señalar mi voto en contra de las llamadas reformas
estructurales como consecuencia de la interpretación del mandato de mis electores,
dado que en Xalapa- Urbano la votación por la coalición de izquierda fue
abrumadora, ganando casi el cien por ciento de casillas; no se debe olvidar que
el PRI y sus candidatos, Peña incluido, no ganaron ninguna casilla. Sobre esa
base era impensable votar por las reformas del Presidente. Mis votos opositores
me configuraron un perfil absolutamente independiente a las consignas; he
sostenido que tengo una relación de respeto con el Gobernador del Estado y el
Presidente Municipal, pero que no tengo que preguntarles sobre mi labor. Ser
diputado federal también te genera responsabilidades públicas, ya no debes
comportarte como un líder opositor.
Llevará mucho
tiempo crear otras formas políticas, tantas como nuestro tránsito a una
democracia útil y de calidad, pero no debe esperarse hasta el momento ideal;
desde nuestro lugar debe ponerse un granito de arena, se hace camino al
andar. En mi caso se ha demostrado que un cargo como el que tengo no debe
significar invariablemente prepotencia, ostentación y derroche; al contrario,
se puede perfectamente prescindir de camionetotas, séquitos , guardaespaldas y
lujos; es la ruta para dignificar estos cargos y darles un valor
democrático, realmente cercanos a los ciudadanos. Va costar mucho
esfuerzo en tanto que el sistema que nos domina es esencialmente corruptor,
hacer que surjan, se vean y consoliden otras formas de hacer política, más
sencillas y más auténticas. No debe omitirse que la actividad política en
general pasa por una crisis actualizada de descrédito pero que, en el caso de
los diputados, la desconfianza y desconocimiento es mayor.
Por razones
coyunturales he tenido una gestión de regular nivel en materia de recursos presupuestales,
logrando hasta aproximadamente 85 millones de pesos para obras en Xalapa
durante los casi tres años de mi papel como diputado. Pudiera ser el mayor
recurso económico obtenido para obras de carácter social y cultural, orientados
a zonas pobres, en la historia de las diputaciones federales. Esto ha sido
resultado de mi integración a un grupo legislativo opositor, donde se cuenta
con absoluta autonomía para decidir el destino de esos recursos; en el caso de
los diputados oficiales es más difícil que tomen decisiones libres, porque
deben ajustarse a la línea de partido y del Gobernador. Mucho ayudó para este
monto la coyuntura de las reformas estructurales, crearon un ambiente político
de acuerdo y receptividad en la Secretaria de Hacienda.
Soy
categóricamente partidario de la participación electoral, de que los ciudadanos
voten; considero que es mucho mejor que se emita el sufragio, hacerlo no
garantiza un resultado pero lo posibilita, no hacerlo garantiza que no haya
ningún resultado, que se pase al inmovilismo y la frustración. Ya el sentido
del voto queda a cada quien, habiendo muchas opciones más en el perfil de los
candidatos que en los partidos. Se debe hacer un esfuerzo informativo para
distinguir los fines de los partidos en el ámbito nacional de los intereses locales;
el compromiso mayor debe ser con los ciudadanos del distrito respectivo. Tantos
los candidatos como los electores deben cuestionarse si vale la pena sufragar
por vetustas e inútiles burocracias de la partidocracia, beneficiadas de su
control cupular en el manejo de prerrogativas económicas y en los espacios
plurinominales. Me parece que junto a las condiciones de transparencia que se
vienen abriendo paso como exigencia ciudadana también debe colocarse como
prioridad la agenda propia, la local.
Recadito: Foro
de candidatos de Xalapa, el día 30 de abril, 11 horas, en el Casino Xalapeño.