Sin
tacto
Por
Sergio González Levet
Deep
South, guerra sucia y susto
—Es inevitable. Recuerda que la guerra sucia
es el recurso al que acuden los incapaces cuando ven que no pueden ganar por la
vía legal, abiertamente —Deep South
había empezado a hablar desde varios metros antes de que llegara junto a mí, en
ese rincón maloliente y oscuro del estacionamiento, y siguió el hilo de lo que
decía, sin permitir que mediara entre nosotros un saludo o bienvenida; parecía
que traía alguna prisa—. Por eso, en las dos semanas que restan para la
elección vamos a ver muchos spots de mierda contra partidos y candidatos;
muchas filtraciones de prensa que mostrarán lo peor de algunos de los
aspirantes; muchos documentos falsos con información sobre corruptelas de
funcionarios de gobierno; muchas declaraciones de los que van abajo, queriendo
bajar precisamente a los que van arriba, y manifestaciones reiteradas también
en la Plaza Lerdo y en ciudades y carreteras del estado… pero sobre todo
rumores, muchos rumores esparcidos en las redes sociales y en Radio Bemba.
—Bueno, la guerra sucia empezó con las
campañas y ha arreciado en los últimos días —repliqué con humos de conocedor.
—En efecto, pero viene lo peor, al grado que
se pondrá en peligro la gobernanza. Lo que hemos visto hasta ahora no son nada
más que palomazos, esbozos difuminados, pequeños intentos de prueba. Lo que
sigue es la gran conjura de la oposición (tengo que aclararte que cuando digo
oposición me refiero a todos, porque cada partido tiene fortalezas y
debilidades de acuerdo con el estado o con el distrito. En la mayoría lleva
ventaja el PRI, y entonces el PAN y el PRD son oposición, pero por ejemplo en
Puebla el PAN lleva la ventaja por el apoyo de Moreno Valle, y en la ciudad de
México el PRD sigue prevaleciendo, no obstante los errores que han cometido Los
Chuchos)… La gran conjura de la oposición se nutre de todas esas acciones y
filtraciones por debajo del agua que van a empezar a sacar los estrategas de la
ignominia: gobernadores y secretarios acusados de robos millonarios, candidatos
filmados o fotografiados en condiciones indecorosas, pasados turbios sacados a
la luz, gobernantes del pasado exhibidos…
En ese momento, Deep South interrumpió intempestivamente su plática porque oímos el
chirriar de un vehículo que ingresó a toda prisa por la rampa más cercana. Me
percaté de que era una camioneta Suburban negra que se acercó a toda velocidad
hacia nosotros. No terminaba yo de digerir lo que estaba pasando cuando vi que
mi anónimo interlocutor subía ágilmente por la puerta que le habían abierto al
llegar, y alcanzó a gritarme:
—Pélate lo más rápido que puedas, ya nos
detectaron y nos tienen ubicados.
Yo solamente pude articular un temeroso
¿Quiénes?, pero ya no obtuve ninguna respuesta, así que a toda prisa y con el
corazón danto tumbos, corrí hacia mi automóvil, me subí, lo encendí y escapé a
salvo del tenebroso lugar, mientras me recriminaba, como lo hago a menudo, por
qué había decidido dedicarme al periodismo, cuando hay oficios mucho más seguros
y amables como el de piloto aviador, torero o trapecista de circo.
En estos días, brinco cuando suena el
teléfono de la casa o cuando tocan a la puerta…
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