QUITAS
MÁS DE LO QUE DAS A XALAPA
Uriel
Flores Aguayo
A
partir de una pregunta formulada en los Estados Unidos, en el contexto de una
campaña presidencial donde participó John F. Kennedy, en el sentido de
cuestionarse que le daban los ciudadanos a su país, me ha parecido
actual aplicarla a nosotros en Xalapa. Preguntarse qué le das y qué recibes de
nuestra ciudad plantea un asunto fundamental, de derechos y obligaciones, de
individualidad y colectivos, de ciudadanía y aportes o no para una vida
democrática y sana.
Me
parece que lo dominante como postura ante Xalapa es una inmensa mayoría pasiva,
que no da mucho y quita poco, así como unas minorías participativas en sentido
positivo o negativo, es decir, recibimos aportes constructivos de la gente
educada, consiente y que se asume como ciudadanos pero también sufrimos a los
grupos que sólo exigen beneficios a costa de todos. En el primer
caso están las personas que pagan sus impuestos, que respetan reglas, que
asumen una identidad y cuidan su entorno en todos los sentidos; en el segundo
caso localizamos a la grupos clientelares, verdaderos depredadores, que sirven
a los interés oficiales y se apropian de espacios públicos: terrenos de interés
social, parques, áreas verdes, etc. La condición clientelar no es exclusiva
de gente pobre, también las elites locales abusan y se benefician de los
espacios públicos, por ejemplo los desarrollos inmobiliarios sin previsión de
abasto de agua e infraestructura vial.
Piden y piden, exigen, con la
complicidad oficial, como engrane de un sistema político que supedita lo
general a lo partidario. En consecuencia de los afanes políticos oficiales
tenemos parques convertidos en tianguis, calles saturadas de taxis, áreas
verdes vueltas caseríos, plazas comerciales que cobran el estacionamiento,
letreros comerciales violatorios de la ley y consumo opaco del presupuesto
municipal. La experiencia con varios presidentes municipales, casi todos, ha
sido fatal para Xalapa, tomada como zona de negocios y degradación como tributo
a los grupúsculos clientelares.
Tal vez no sepan que periódicamente se
invaden terrenos privados y públicos con la complicidad oficial, sin orden y
planeación, saturando zonas y condicionando que se tomen recursos para esos
lugares. Tal vez no sepan que del presupuesto municipal se pagan los servicios
a los vendedores instalados en plazas populares, que se otorgan recursos a
caseríos incipientes mientras muchos xalapeños no reciben nada a pesar de la
antigüedad que puedan tener como pobladores de la ciudad.
Somos víctimas de un sistema clientelar y
autoritario a nivel municipal, pagamos con tranquilidad las cuotas que el partido
oficial le paga a sus grupos, que tapan calles cuando quieren, violentan
derechos de los demás y sangran el presupuesto hasta la saciedad. Es peor que
esos grupúsculos fundan y consolidan cacicazgos, se han convertido en factores
de presión y generan un ambiente violento y de impunidad. Habría que
preguntarles, sin muchas expectativas, qué le han dado a una ciudad de la que
tanto reciben. Tal vez les parezca extraño, acostumbrados a exigir, presionar y
estirar la mano. Es el colmo que para invadir lo que sea, terrenos para habitar
o banquetas para comerciar, acudan a gente de fuera para justificar sus
acciones.
Además de dar y conceder, apelando a una
conducta decente que no sea partidaria, habría que pedirles y exigirles aportes
al todo, a la colectividad y al municipio. Basta de entregar lo que es de todos,
si quieren ser parte de nuestra comunidad que se comporten con ciertas reglas y
respeten nuestra forma de ser. Al partido oficial y a las autoridades hay que
exigir categóricamente que asuman compromisos democráticos, sin exclusiones.