HORA LIBRE
Álvaro
Belin Andrade
Candidatos
independientes: ¿realidad o vacilada?
¿Cuántos
candidatos independientes a la gubernatura de Veracruz aparecerán en las
boletas electorales en 2016? ¿Funcionarán realmente los duros candados
aplicados por el creador de la iniciativa y ya avalados el martes por la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, para atemperar (y disminuir) a quienes
se quieren ir por la libre?
Esos
famosos candados, ¿solo detendrán a los tradicionales inconformes que no logren
convencer a sus partidos políticos de ser los abanderados y quieran jalar a sus
bases en una aventura política, pero no a quienes hace rato observan el
ambiente político y siembran adhesiones?
¿Será,
como se dijo en su momento, que las limitaciones legales del nuevo código
electoral local para las candidaturas independientes (en particular, la de no
haber militado en algún partido político o no haber sido su dirigente) tenían
dedicatoria para suspirantes priistas con fuerza suficiente para desbarrancar
al PRI como lo hizo El Bronco en Nuevo León?
¿Los
que se enfoquen por esa modalidad tienen realmente alguna posibilidad de ganar
la elección, pese al hartazgo de los veracruzanos ante los partidos y los
recientes gobiernos estatales e, incluso, de reunir las más de 170 mil firmas
que se exigen para su inscripción?
¿No
formarán parte de una estrategia electoral bien pensada para atomizar el voto
de los candidatos opositores y, con ello, impedir la alternancia en el poder en
nuestra entidad?
Ya
sabemos que por el momento, solo tres políticos veracruzanos tienen el camino
abierto para hacer campaña desde su carácter ciudadano. Los tres renunciaron a
tiempo a sus militancias partidistas, aunque no lo hicieron para superar los
candados (inexistentes en su momento), ni tampoco tomaron esa decisión por las
mismas razones.
Dos
de los tres han externado su voluntad de inscribirse ante la instancia
electoral local para competir sin partido de por medio, y el tercero solo lo ha
dicho a la prensa, aunque todo mundo sabe que será aventado al ruedo por quien
le escribe su destino político desde hace seis años.
El tiburón morao
Del
trío, el que más lleva ventaja (incluso en cuanto a acercarse a personajes que
han optado por liberarse de las ataduras partidistas y ha logrado tanto de
ellos tanto el aval político como la experiencia electoral) es el exsecretario
de Gobierno y de Infraestructura del gobierno duartista, Gerardo Buganza
Salmerón.
Su
zigzagueante andadura política, sobre todo de 2010 a la fecha, cuando no logró
por segunda ocasión la candidatura panista a gobernador y prefirió unirse a la
campaña de Javier Duarte para que perdiera Miguel Ángel Yunes Linares, le hace el
blanco de todas las sospechas.
Triunfador
en los comicios de 2004, cuando Fidel Herrera Beltrán y el PRI le bajaron del
caballo en uno de los más apremiantes y difíciles fraudes electorales (si
descontamos el que llevó al poder a Carlos Salinas de Gortari en 1988, en agravio
de Cuauhtémoc Cárdenas), Buganza es el que más ha avanzado en la promoción de
su propuesta.
Muchos
dudan de que vaya a ser factor para atraer los votos de los panistas que
alucinan con la casi segura candidatura de Miguel Ángel Yunes Linares por
segunda ocasión el próximo año, y es mayor el coro de quienes no le dan ninguna
posibilidad de reeditar aquella hazaña que lo puso con un pie en Palacio de
Gobierno, pero lo cierto es que puede acudir a la benevolencia de miles de
veracruzanos que ya vieron que es posible llevar al triunfo a un huérfano de la
partidocracia.
Lleva,
ciertamente, el estigma del apoyo que le prodiga la Fidelidad, aunque haga
intentos en los próximos meses por esconder esa mácula que muchos, sin embargo,
tratarán de hacer más grande e inocultable.
El movimiento de los
encabronados
Quien
podría hacer una muy buena campaña para conseguir el voto de los miles de
veracruzanos que no acuden a votar porque hace tiempo que no confían en los
partidos políticos es el experredista Elías Miguel Moreno Brizuela, quien ya ha
puesto su pica en Flandes.
Aunque
su acta de nacimiento es del Distrito Federal y allá ha tenido los cargos más
relevantes, Moreno Brizuela es veracruzano. Acá estudió en la Facultad de
Medicina de la Universidad Veracruzana, ha sido diputado federal y senador y se
desempeñó como Secretario de Protección Civil del Gobierno del DF, donde se
integró al grupo político de Marcelo Ebrard.
Justamente
a raíz de la dura campaña contra Ebrard, emprendida en el seno del Partido de
la Revolución Democrática y reforzada por el sin partido Miguel Ángel Mancera,
que le sustituyó en el cargo de Jefe de Gobierno, el veracruzano renunció al
partido fundado por Cuauhtémoc en marzo de este año, y de inmediato empezó a
hacer trabajo político en la provincia jarocha, donde tiene armado un grupo de seguidores
que han chocado con los miembros del PRD rojo, los ‘chuchos’ veracruzanos que
siguen medrando con su partido para obtener pingües ganancias por su trato con
el gobierno estatal.
El
especialista en cardiología ya había externado su deseo de participar en la
política local, incluso con la propuesta de apoyar a quien garantizara el
desmantelamiento de la red de corrupción armada por Fidel Herrera Beltrán, y
conformar una especie de TUFI (Todos Unidos contra Fidel), que quitara de tajo
el tumor que mantiene a Veracruz la
senda de los cuidados intensivos.
Y
su querencia es crear una gran alianza de ciudadanos de Veracruz para hacer
posible el cambio en el gobierno estatal. Es respaldado por las organizaciones
Unidos Podemos y Movimiento Progresista, y es seguro de que si cuaja su
candidatura independiente pueda atraer a cientos de militantes y exmilitantes
de la izquierda que ya no se sienten representados por el PRD y lo vean con
mayores posibilidades que el diputado federal por Xalapa, Cuitláhuac García
Jiménez, quien abanderaría a Morena, sobre todo a raíz de que su compañera en
el Congreso, Rocío Nahle García, coordinadora de la diputación federal de ese
partido, ha dicho que no buscará la candidatura en 2016.
El Tronco más bronco
Finalmente
queda Renato Tronco Gómez, el folclórico diputado local, quien ha saltado del
PAN al PRI y al PVEM, y que finalmente ha llegado a la conclusión de que el
mejor partido es él, por lo que se ha confinado a la independencia en el
Congreso local.
Una
independencia, ciertamente, en lo discursivo, porque para todos ha quedado
claro desde hace unos seis años (tal vez más) que es hechura del entonces
gobernador Fidel Herrera, de quien se dice que impulsa al sureño con toda la
lana del mundo para que apuntale una candidatura independiente, con la
peregrina idea de restarle votos a Morena y a la izquierda.
Con
poses de vodevil y vaciladas que han llamado la atención incluso de la prensa
internacional, como la de buscar a su doble para que le ayude a su arduo
trabajo (poco asiste a la Cámara, pero al parecer se refiere a su permanente
itinerario por todas las zonas serranas de la entidad), Renato Tronco busca
jalar al sector más empobrecido de la población para hacer posible el proyecto
de su abastecedor.