Al
Estilo Mathey
* El Amor se demuestra
Gustavo
CADENA MATHEY
Buen
día lector:
Este
lunes en Poza Rica tuve la oportunidad de observar de cerca el enorme
interés que tiene el Gobierno de la República a través de su joven
Presidente, en la cuestión de la ciencia y la tecnología.
Esto
mediante la promoción de una mayor y más efectiva inversión en el
área, como ahí lo explicó y premiando a jóvenes veracruzanos que
están dominando esta tecnología, incluso sobre los más famosos a
nivel mundial como los japoneses, a los que les fueron a ganar en el
mismísimo país del Sol Naciente.
Por
cierto, tuve acceso al evento efectuado en el Tecnológico de Poza
Rica, gracias a la directa intervención de la representante de
prensa del gobierno federal en la entidad, doña Mónica Mendoza, que
es una verdadera profesional en su difícil responsabilidad y a la
que le reitero mi gratitud.
Por
supuesto que agradezco a Aldo y a Oscar que sí se preocupan por
apoyar a este reportero.
Allí
pude observar un fenómeno curioso, como ya lo había advertido y
escrito en este espacio, en la anterior visita presidencial del seis
de enero pasado, al WTC de Boca del Río.
Si
bien al Presidente de la República Enrique Peña Nieto lo cuestionan
en las redes sociales, en la realidad, en los actos públicos “en
vivo” dirían las televisoras, la gente de todas las edades lo
quiere “apapachar”, lo busca, se quiere tomar fotos con él: se
le aglomera, lo reclama, le grita que pose, como sucedió el seis de
enero con gente de todo el país y como se observó este lunes con
los alumnos del Instituto Tecnológico Superior de Poza Rica y muchas
personas que se pelean por un lugar y una foto a su lado.
Ese
es un asunto.
El
otro, el que atañe a las sociedades, el que involucra a la vida de
los veracruzanos, a su bienestar, a su seguridad personal no lo toca,
no lo entiendo.
Viene
el máximo jerarca de nuestro país a un estado lleno de angustias y
temores y no es capaz de enviar un mensaje de aliento y de esperanza;
no es capaz de afrontar públicamente esa realidad y decirnos que
juntos resolveremos esos problemas, que nos unamos en su entorno para
salir adelante. No lo entiendo.
Solo
el paso de los días, la historia dirán más adelante lo que suceda.
Mientras el máximo jerarca desperdicia esas oportunidades de
mostrarnos que es un estadista, así, sin calificativos.
El
amor se demuestra en las buenas y en las malas. Los veracruzanos se
lo demuestran en cada visita. A nosotros el Presidente, no nos lo
expresa abiertamente y con acciones palpables.
Mientras
tanto nos seguiremos espantando con todo lo malo que sucede a diario,
sufriendo el miedo, ojalá no muertos con ese miedo.
SOBRESALIENTE
Se
fue El Chino Palmeros.
Hasta
ese pintoresco y hermoso pueblo de Otates envío un muy sentido
pésame a nuestros amigos Angel, Jorge, Benito y Carmelita, por la
muerte de su padre don Eufrosino, el famoso Chino Palmeros.
Durante
muchos años generosamente junto con Nachita su esposa que en paz
descansa, recibían en su casa del pueblo, sobre todo en las fiestas
de Santa Rosa de Lima el 30 de agosto y la del Pan, el 13 de
noviembre, a muchísimos amigos.
Fue
allá a mediados de los años ochenta cuando lo conocí a través de
su hijo Benito Palmeros, que es un ser humano que ha sufrido en serio
los embates de la vida, ha sabido salir adelante y en los trabajos
que ha tenido, se ha comportado como un servidor público ejemplar.
Con
él y con el Chino recuerdo al inolvidable y siempre honesto Humberto
Ortiz Salazar, siempre honorable y digno funcionario público nacido
en Otates.
Recuerdo
cuando junto con el extraordinario vitralista xalapeño Héctor
Aguilar García algunas tardes recorríamos su ranchito en esa
maravillosa arbolada soledad de la naturaleza actopense, solos los
tres, el Chino nos brindaba maravillosos consejos sobre las
enseñanzas de la vida en el campo.
Más
tarde rematábamos ya en bulliciosa armonía, entre canciones
populares como “el tíbido nívido”, y me retaba a rezar de
carrerita el Padre Nuestro en latín: “paternóster-ques
inchelis-santificheturnomentum…” y hablar y cantar de dichos como
“el hule que se estira y se encoge”, con toda la familia y amigos
en su ranchito con bellísima caída de agua conocido como La Poza
Azul, precursora de los afamados balnearios El Descabezadero y el
Zetal, aquí cerquita de Xalapa y Actopan.
Después
de 86 años de hacer el bien, seguramente descansa en paz el gran
Chino Palmeros.
Tenga
el lector un día de paz y armonía.