HORA
LIBRE
Álvaro
Belin Andrade
Yunes
Linares, ¿estrategia equivocada?
No
cabe duda de que en los próximos comicios no solo estará a debate
la necesidad de cambiar el destino de Veracruz; también, el
imperativo de expulsar del poder al grupo liderado por Fidel Herrera
Beltrán que, en noviembre próximo, cumplirá 12 años gobernando y
que ha dejado a la entidad en el peor desastre de su historia.
En
el interior mismo del PRI, la batalla entre la corriente que buscaba
la continuidad de este grupo, con Javier Duarte como principal
artífice, y quienes bregaban en conjunto por arrebatarle la
oportunidad de gobernar, identificada con los senadores Héctor Yunes
Landa y José Francisco Yunes Zorrilla, vivió momentos tan ríspidos
que amenazaban con fisurar la legendaria unidad partidista.
Ya
sabemos la historia de cuando el dirigente nacional del PRI Manlio
Fabio Beltrones tuvo que intervenir para dejar las cosas como ahora
se encaminan, con un seguro candidato, Héctor Yunes, desmarcado del
grupo fidelista y, al menos en teoría, menos vulnerable a recibir la
carga de los malos gobiernos priistas que han postrado a la entidad
en el sobreendeudamiento, la violencia criminal, la corrupción, la
impunidad y el mayor rezago social.
No
era el escenario que esperaba enfrentar el precandidato de la alianza
PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Linares, para los comicios que se
saldarán el domingo 5 de junio. Con un PRI dominado por fidelistas y
duartistas, su mejor oportunidad electoral vendría de la mano de la
postulación en el PRI de cualquiera de los engendros de la
Fidelidad, particularmente Alberto Silva Ramos o Érick Lagos
Hernández, quienes podrían ser demolidos fácilmente por un
discurso puntilloso y certero por su pertenencia al grupo que ha
dejado en la lona a los veracruzanos.
Y
mire que hallaría, incluso en las filas priistas, a miles de
electores que hubieran preferido ver perder a su partido por primera
vez en una elección gubernamental, antes que dejar la casa en poder
de los mismos delincuentes.
Tan
era su escenario que el mismo Yunes Linares coqueteó durante meses
con su primo carnal y su ‘pariente’ peroteño, con quienes quiso
vincularse en el mismo discurso crítico contra Javier Duarte de
Ochoa y su antecesor Fidel Herrera Beltrán, en una tour
de force
que buscaba restar poder a quien fuera designado por Javier Duarte
mediante una alianza con generales de su mismo ejército.
Pero
no fue así. Duarte fue vencido en un inusitado y contundente revés
propinado por Beltrones, quien citó en su oficina a todos los
aspirantes, menos el gobernador jarocho, a una reunión rápida y
definitiva en que solo dijo quién sería el candidato y cómo debían
comportarse todos los demás en su apoyo.
Ahora
está inflando la imagen de Héctor
Uno
de los peores momentos vividos por Héctor Yunes Landa fue el 28 de
septiembre pasado, justo en su onomástico, cuando Javier Duarte le
obsequió una caña de pescar para agarrar a los ‘peces gordos’
del estero (Miguel Ángel y sus hijos), en aquella célebre asunción
del dirigente estatal de la CNC, Juan Carlos Molina.
En
esa ocasión, como en muchas otras, Héctor se mostró respetuoso de
su primo Miguel Ángel y de sus sobrinos, de quienes nunca externó
señalamientos críticos y con quienes se había seguido reuniendo en
eventos sociales, para rabia del fidelismo.
¿Qué
hizo, entonces, que Miguel Ángel hubiera convertido a su primo
Héctor en el centro y casi único tema de su controversia electoral?
¿Por qué le está destinando tanto tiempo y esfuerzo de su discurso
político a su cercano familiar hoy adversario político, colocándolo
–pese al contenido negativo– en el más mencionado de entre los
cinco precandidatos?
Durante
su precampaña en busca de la candidatura del PAN y el PRD, el
diputado federal con licencia no solo ha orientado sus más feroces
críticas al gobernador Javier Duarte por la inseguridad, la
corrupción y la nula obra pública.
Desde
que conoció que su adversario sería su primo, el aspirante priista
mejor colocado en las encuestas (incluso por encima de él, que tiene
buena posición), Miguel Ángel ha destinado sus más feroces (aunque
ciertamente panfletarios) señalamientos contra Héctor Yunes.
¿Cuál
es el sentido de sus ataques? Transferirle lo más pronto posible las
etiquetas que, en su premeditada estrategia, tenía listas contra
cualquiera fuera el candidato duartista (Alberto Silva, Érick Lagos,
Jorge Carvallo o Adolfo Mota): la pertenencia a lo que él llama
banda de delincuentes que ha gobernado a Veracruz, la coparticipación
en actos de corrupción, la connivencia en actos de saqueo, su
demencial enriquecimiento ilícito.
Este
lunes, por ejemplo, se olvidó de Javier Duarte y le dedicó su
desaforada narrativa política a su primo: “Ha sido servidor de ese
sistema que llevó a Veracruz al desastre durante toda su vida. Tuvo
momentos estelares como Subsecretario de Gobierno de Fidel Herrera,
Coordinador de los Diputados del PRI, Presidente de ese Partido y
Senador de Javier Duarte. Cumplió y cumple bien las reglas del
sistema, en particular la del silencio”.
Es
sintomático que Miguel Ángel no recuerde su paso por la Secretaría
General de Gobierno en el sexenio de Patricio Chirinos, cuando fue
también, en dos ocasiones, presidente del PRI. También lo es que le
señale a su primo que ha cumplido con la regla del silencio, cuando
en los momentos de dura batalla común contra Fidel Herrera y Javier
Duarte, Héctor Yunes hubiera sido golpeado desde Palacio de Gobierno
por ser duro crítico del gobernador al que pretende suceder.
Un
tema al que Miguel Ángel otorgó mayor énfasis fue a parodiar el
Código de Ética propuesto por el priista, quien el miércoles
pasado le ganó la batalla en términos de transparencia, pues
mientras Miguel Ángel anunció que presentaría su 3de3 ante el
organismo que lo promueve, Transparencia Mexicana, Héctor Yunes se
adhirió a la iniciativa e hizo públicas no sólo sus declaraciones
patrimonial, fiscal y de intereses ante los medios sino también las
de su esposa y sus dos hijas, algo que sería delicado que hiciera
Miguel Ángel, cuyas fortunas familiares han causado escozor aún al
más condescendiente de los críticos.
No
critico a Miguel Ángel Yunes Linares por el hecho de confrontar al
adversario en la forma en que lo ha hecho, salvo por el detalle de
que ha contribuido más a promoverlo.
También,
que hasta el momento no ha puesto sobre la mesa de los dos partidos
que lo postularán, mecanismos que permitan preservarlos de la
profunda crisis de valores que arrastran de mucho tiempo atrás, en
particular el PRD, cuyos dirigentes actuales han mancillado a la
izquierda justo con acuerdos pecuniarios con el exgobernador Fidel
Herrera Beltrán y con el actual, Javier Duarte, uno de los cuales
abortó la alianza con el PAN para ir juntos a los pasados comicios
federales de 2015, en que se renovó la Cámara de Diputados del
Congreso de la Unión, y que fue dinamitada de último momento.
Yunes
Linares debe cuidarse más de ellos, construir una opción política
honorable, asegurarse de que no lo venderán como los vulgares Judas
que han sido (lo hicieron en dos ocasiones con Andrés Manuel López
Obrador) y rodearse de personajes de limpia trayectoria política y
administrativa, antes de distraerse con el de enfrente.
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