HORA LIBRE
Álvaro Belin Andrade
Morena, en caballo de
hacienda; el PRI, a la cola
Para las elecciones de 2018, las encuestas predicen dos hechos
históricos, según la empresa de opinión Parametría: Morena, tras tres años de
registro, marcha a la cabeza de las preferencias electorales rumbo a la
elección presidencial, mientras que el PRI ha caído drásticamente hasta
colocarse en el tercer lugar. Y precisa.
“La caída de la intención de voto por el PRI como partido es
histórica. A tal distancia de las elecciones sin la nominación de un candidato
el partido en el poder a nivel federal nunca se había ido a la tercera
posición. El partido en el gobierno como tercera fuerza electoral no sólo es un
evento inusual, es histórico.”
La empresa señala que en octubre pasado, Morena ya había empatado al PRI
en el segundo lugar, apenas superados ambos por el Partido Acción Nacional,
pero entre diciembre de 2016 y enero de este año lo rebasó. “Este lento
crecimiento de Morena culminó en sobrepasar no sólo al PRI, sino al PAN que se
había colocado como la primera fuerza electoral desde junio. La última medición
de Parametría indica que la distancia entre Morena y el segundo lugar (PAN) es
de dos puntos porcentuales -31% vs 29%- y hay diez puntos de distancia con el
PRI, quien llega a 21%.”
Aunque reconoce que, de aquí a los comicios de 2018, indudablemente las
preferencias electorales se irán modificando, “hoy tenemos un escenario donde
Morena se posiciona como el partido que ha subido en preferencias, canalizando
el descontento social, lo que ha quedado registrado en las encuestas realizadas
por distintas firmas.”
En efecto, en este momento, sin que haya un candidato definido, al menos
en el PAN y el PRI porque ya sabemos que el candidato de Morena será Andrés
Manuel López Obrador (en campaña electoral permanente desde hace años), PAN y
Morena aparecen técnicamente en un empate, lo que da muchas posibilidades al
PAN de canalizar en su favor la inconformidad social con el PRI, lo que hasta
el momento solo ha aprovechado Morena. Pero para el PRI las cosas no parecen
que vaya a mejorar. “La tendencia que se observa más difícil de revertir es la
del partido en el gobierno, tanto por su porcentaje de preferencia como por la
distancia con las dos fuerzas electorales con liderazgo.”
Parametría concluye que faltan casi 18 meses, una elección con altos
niveles de atención y con un electorado cada vez más volátil. “Como hemos
aprendido con todo proceso electoral, más allá de lo que dicen los números hoy,
todo comportamiento futuro es de pronóstico reservado.”
¿Cómo repercute este
escenario en Veracruz?
No hay, en las encuestas públicas conocidas, datos precisos sobre la
preferencia electoral por estados, aunque seguramente cada partido político
tendrá sus propias mediciones. Sin embargo, para el caso particular de
Veracruz, todos los analistas políticos coinciden en que la situación del PRI
rumbo a la elección municipal de junio próximo es estrujante, por no decir
desoladora.
De entrada, queda claro que el único partido que no ha dejado de
trabajar en su crecimiento y en la promoción de sus cuadros es Movimiento
Regeneración Nacional (Morena). Y ha tenido un éxito inusitado. Tanto en la
elección de diputados federales en 2015 como en la elección para Gobernador del
Estado en 2016, los números electorales de Morena pegaron fuertemente al PRI y,
aunque quedó en el tercer lugar con su candidato Cuitláhuac García Jiménez el
año pasado, lo cierto es que los números pueden ser engañosos.
Fue claro el triunfo de Miguel Ángel Yunes Linares, de la coalición
PAN-PRD, que obtuvo 1 millón 55 mil 544 sufragios, que representaron el 34.4
por ciento del total de votos emitidos. Pero la segunda posición obtenida por
Héctor Yunes Linares, con 929 mil 485 votos (30.29 %), representó un mal
indicio porque lo hizo con la suma de lo logrado por el PRI, el Partido Verde,
Nueva Alianza, AVE y Panal. Cuitláhuac, en cambio, respaldado solo por Morena,
logró en la primera incursión de ese partido, 809 mil 954 votos, lo que
representó el 26.4 por ciento.
Lo demuestra el hecho de que, en la elección paralela de diputados al
Congreso local, el PRI solo obtuvo 4 diputados de mayoría relativa y 5 de
representación proporcional (9 en total), mientras que Morena logró 8 de
mayoría y 5 plurinominales, es decir, 13 escaños en total, cuatro más que el
antaño partido aplanadora, y cuatro menos que el PAN, que tiene a 17 diputados
(10 de mayoría relativa y 7 por representación proporcional).
Lo significativo para los comicios que ocurrirán en menos de cuatro
meses es que los resultados electorales que obtenga el PRI como partido se
verán seriamente afectados por varias circunstancias que ye le dañaron en 2016
pero que ahora serán más severos: el estigma del último gobernador priista,
Javier Duarte, prófugo de la justicia por protagonizar el mayor desfalco de la
historia a la hacienda pública, y las guerras intestinas a que ha sido sometido
a raíz de la derrota el año pasado, lo que se ha acentuado con la búsqueda de
su control por parte de la todavía fuerte presencia de la Fidelidad.
Frente a estos dos contendientes,
PRI y Morena, que solo en teoría se pelearían el segundo lugar, la alianza del
PAN con el PRD puede enfrentar dos circunstancias que afectarían su desempeño
electoral el próximo 4 de junio.
Por supuesto, ayudará el impulso que ha cobrado desde los comicios para
Gobernador ganados por Miguel Ángel Yunes Linares, que ha afectado
principalmente el comportamiento del priismo, estigmatizado por la corrupción
de sus dos últimos gobernadores. Aunque con resultados no del todo
convincentes, porque sigue prófugo Javier Duarte y aún no hay proceso judicial
contra Fidel Herrera, lo cierto es que ha puesto a ambos en una circunstancia
verdaderamente vulnerable y, con ellos, al PRI.
Sin embargo, el hecho de que a la fecha no ha logrado que camine el
gobierno estatal, gracias a la lacerante herencia financiera de su antecesor, y
que cientos de burócratas han sido echados a la calle sin siquiera asegurarles
su justa liquidación conforme a la ley, le está ganando muchas dudas entre el
electorado.
A ello agregue una proclividad del gobernante a allanar el camino para
sus dos hijos, el senador Fernando Yunes, que por segunda ocasión dejaría sin
concluir un cargo de elección popular (primero, la diputación local, y ahora,
la Senaduría), para buscar este mismo año la alcaldía de Veracruz, y el alcalde
boqueño Miguel Ángel, a quien prepararía para ser candidato a Gobernador en
2018, le podría generar la animadversión de los propios panistas.
¿La marca o el
producto, qué estará en juego?
Independientemente de los partidos políticos y de
sus alianzas, lo cierto es que en las elecciones municipales tendrá más valor
el producto que la marca. Ya hemos visto que en algunas ciudades, en las
elecciones pasadas tuvieron más empuje los partidos que los candidatos.
El caso más icónico se materializa en la persona
del profesor universitario Cuitláhuac García Jiménez, desconocido en el
distrito electoral federal de Xalapa que, con la marca de Morena y de su
dirigente Andrés Manuel López Obrador, logró arrasar en los comicios para
diputado federal, y que, al año siguiente, logró una votación histórica para
cualquier candidato opositor a la gubernatura.
En las elecciones municipales es donde más se
practica el chapulinismo, expresión con que se define la actitud de los
políticos de saltar de un partido político a otro, según se presten las
circunstancias. Por eso, hemos visto ganar en elecciones municipales a partidos
de manera abrumadora, aunque en la siguiente elección pierdan su registro por
la escasísima cosecha de sufragios. Si no, vean el caso del negocio registrado
bajo las siglas AVE (Alternativa Veracruzana).
Los mejores candidatos serán los que obtengan el
triunfo, sin importar las siglas que los respalden, y eso permitirá incluso al
PRI tener comportamientos irregulares. De todas maneras, lo que puede
percibirse es que tanto Morena como la coalición PAN-PRD se llevarán la gran
mayoría de autoridades locales, dejando al PRI en un sitio vergonzoso.