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Desarrolló el proyecto V.Confident, que consiste en unas tiras reactivas de bajo costo que detectan infecciones vaginales de forma no invasiva.
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“Realmente mi mayor motivación es México”, señala la egresada de la tercera generación del iLab Veracruz.
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“En toda la parte del proceso de patentar el iLab está con nosotros”.
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“El éxito se mide en las veces que has caído y en las veces que has fracasado, porque solamente así se valora el esfuerzo”, señala.
Eva Lizeth Hernández Rosa es una innovadora de talla mundial que platicó con nosotros y aquí te compartimos la segunda parte de la entrevista.
¿Cómo surge tu proyecto V. Confident? ¿En qué momento dices ‘esto es una gran idea’?
Lo que me impactó mucho, por donde nace todo esto, por
ejemplo el número de muertes en mujeres por el cáncer de útero, por el
cáncer de mama, que son realmente cifras impresionantes y México se
encuentra dentro de los primeros lugares, fue algo que sí me impresionó
mucho. Ver por qué no se está haciendo nada, por qué dejamos
descuidarnos tanto.
En mi casa somos puras mujeres, mi mamá es la típica mamá
que todo el tiempo está haciendo mil cosas y se deja ella a lo último.
Entonces siempre existe esa preocupación de qué pasará más adelante.
Entonces ahí empezó la idea de ver qué pasaría si hubiera como un método
que se pudiera adjuntar a la vida cotidiana, sin necesidad de gastar
mucho.
Al principio fueron muchas ideas loquísimas, de que primero
hacer una toalla sanitaria o cosas así, pero después poco a poco, con
la formación de iLab, empezamos como a dirigir correctamente la idea
hasta que salió la tira reactiva o un tipo parche que se pudiera
adherir.
Si logro probar que esta tecnología sirve, va a ser base
para poder identificar enfermedades muchísimo más graves, incluso hasta
indicadores tumorales en cáncer de útero o cáncer de mama.
¿Quiénes te motivan a seguir en este proceso?
Realmente mi mayor motivación es México, es decir ‘¿por qué
no se reconoce la tecnología en México? ¿Por qué México no es uno de
los principales países en desarrollar innovación y tecnología?’.
Y más que eso, decir ‘una mujer también puede hacerlo’,
porque creo que aunque ya han pasado muchísimos años todavía existe como
esa especie de machismo, de decir que solamente los hombres; incluso en
el trabajo son muchísimos más hombres los que adquieren puestos de
directivos en grandes empresas.
El decir ‘una mujer también puede’ es mi mayor motivación,
por México, hacer ese cambio, eso que ayude no sólo a una persona, sino a
muchísimas.
¿En qué fase se encuentra en este momento tu proyecto?
Actualmente tenemos ya el prototipo funcional. Hicimos una
prueba piloto con las mujeres o integrantes del equipo, pero estamos por
empezar a principios de agosto con la prueba piloto ya más grande.
Estamos todavía en búsqueda de financiamiento para poder llegar a la
etapa final del producto y con esto poder buscar la comercialización
masiva.
Esa es la etapa actual del proyecto, ya se comprobó su
funcionamiento, ya pudimos darnos cuenta de que realmente es una
tecnología que da mucho y estamos a punto de terminarlo por completo.
¿Está patentado?
Estamos en proceso.
Andrés Oppenheimer comenta que en Latinoamérica se
patenta muy poco a diferencia de otros países que invierten más en
innovación. Aquí la pregunta que te queremos hacer es, ¿en qué consiste
esto de que lo estás patentando y si crees que se patenta poco en
México?
Bueno en toda la parte del proceso de patentar el iLab está
con nosotros de la mano, es algo que nos facilita muchísimo las cosas,
porque a veces tú como investigador o bien desarrollas algo pero no
tienes el conocimiento de cómo poder patentarlo.
iLab definitivamente nos ha llevado en todo este proceso, en este camino largo para llevarlo a una etapa final.
Y en cuanto al tema de que Latinoamérica patenta muy poco,
yo creo en la idea de que en México y en Latinoamérica somos muy
creativos, yo creo que podemos darle mil soluciones a un sólo problema y
eso se nota muchísimo. Creo que en el camino donde nos quedamos es que
esa creatividad no la llevamos a la innovación, el enseñar cómo patentar
y volverlo un producto que beneficie a todos.
Entonces sí creo que patentamos muy poco, pero también
confío que en el momento en que decidamos el cambio lo vamos a lograr
porque de que somos creativos, somos creativos, y ese es el primer paso
para lograr un producto bueno.
Tu proyecto llegó al MIT Technology Review; ¿cómo es que te seleccionan entre los innovadores menores de 35 años?
Bueno, iLab Veracruz manda como la nominación y para serte
sincera yo no me lo esperaba porque dije ‘ese premio lo ganan doctores
de universidades súper prestigiosas’. Entonces cuando llegó la noticia
fue muy padre, porque dije ‘no puedo creerlo, soy la más chica de la
lista y no estudié en una súper universidad para poder lograr esto’.
¿Hoy ya visualizas tu producto en el mercado?
Definitivamente, no solamente porque confío que es un
producto que puede cambiar la vida de una mujer. Siento que sería un
método que no solamente revolucionaría, sino que cambiaría completamente
la vida de las mujeres.
Mencionabas el precio del producto, ¿cuánto estarían costando las tiras de este producto?
Por ejemplo, en cuestiones de prototipo a nosotros nos
cuesta hacer tres tiras, 20 pesos, por lo que en producción mucho más
grande se podrían hacer todavía mucho más baratas; consideramos un
precio económico que podría ser de 70 pesos las tres tiras y aún así
podíamos tener como un margen de rentabilidad bastante grande como
empresa.
Su llegada al iLab Veracruz
Vamos al tema del iLab, queremos saber cómo te enteras y cómo llegas al iLab.
Fue también muy extraño porque antes de entrar a iLab, yo
estaba en un proyecto con dos compañeros que por cierto también están
aquí en iLab. Desarrollamos como un videojuego educativo que ayuda
precisamente al aprendizaje en los niños y empezamos a trabajar dentro
de la universidad, en concursos, primero fueron nacionales, y
participamos en dos internacionales.
En uno ganamos a nivel Latinoamérica y con eso tuvimos el
paso para la final internacional en Bucarest, Rumania, en donde ganamos
el primer lugar que fue muy emocionante porque pudimos resaltar entre
más de 32 países, entre ellos Estados Unidos y el habernos colocado la
medalla y decir ‘México ganó’ también sentimos como esa motivación como
de decir ‘ahora qué’.
Fue en ese proceso cuando nos enteramos de iLab y decir
‘aquí podemos hacer muchísimas cosas y podemos llevar un producto no
solamente a un concurso de ciencia, sino que podemos llevar ese producto
a comercializarlo y darle ese beneficio a más personas’.
Tú que eres de la tercera generación del iLab, platícanos de los apoyos que brinda a los innovadores.
A mí el iLab me ha cambiado completamente la visión, ya no
tienes esa idea de desarrollar un proyecto de escuela, no, sino que te
abre completamente el pensamiento.
iLab me ha ayudado muchísimo desde la formación hasta las
experiencias que nos ha brindado. Por ejemplo, cuando llegamos nos
impartieron metodologías que nunca había escuchado; te ayudan como a
realizar digamos que el producto con los menos recursos posibles; te
ayudan a prototipar o te brindan también temas en áreas de finanzas, yo
decía ‘bueno, cuándo voy a hacer una carrera financiera’, pero te
orientan tan bien que aunque no seas del área, tú ya puedes tener una
idea de decir ‘bueno, cuánto necesito para realizar el proyecto, cuánto
voy a ganar y por qué canales voy a distribuirlo’.
Y no solamente eso, los contactos, las personalidades que llegan y te dan su punto de vista te ayuda mucho, el feedback que ellos te dan realmente te llena muchísimo.
El iLab es un ejemplo de apoyo a la innovación,
pero ¿crees que en Veracruz, en las escuelas por ejemplo haya apoyo a la
innovación?
Yo creo que hace unos años podría haberte dicho que no,
pero ahorita me impresiona mucho cómo se está apoyando precisamente esta
iniciativa; por ejemplo, tengo una hermanita de siete años y ver cómo
le piden proyectos en su escuela que a mí me hubieran encantado y ver
cómo los empiezan ya a motivar en ese aspecto, me fascina mucho.
Creo que aún falta mucho, pero ya empezamos y creo que eso es lo importante.
Las claves del éxito, sin miedo al fracaso
Una de las claves del éxito en Silicon Valley, es
la cultura de aceptación al fracaso, donde los innovadores hacen sus
cosas y si fallan lo siguen intentando hasta que lo logran; en
Latinoamérica no hay eso, cuando alguien fracasa, cuando no tuvo éxito
su proyecto, se le acaban los apoyos.
La verdad tenía muchísimo miedo al fracaso, a caerme y
quedarme llena de raspones, pero precisamente es algo con lo que estoy
encantada en iLab, que precisamente durante tu formación te dicen ‘sabes
qué, si te caes mucho mejor porque vas a aprender el doble’.
Realmente el éxito se mide en las veces que has caído y en
las veces que has fracasado, porque solamente así se valora el esfuerzo;
además se te queda el conocimiento completo de lo que ya no deberías de
hacer.
Entonces yo creo que a veces sí caemos en el error de decir
‘chin, ya me caí, ya mi producto fracasó, soy súper torpe’, nos
empezamos a cerrar; yo creo que en este punto hace muchísima falta
incentivar esta parte y decir, ‘espérate no te caíste, aprendiste una
forma de cómo no hacer las cosas’. Sólo de esa forma te llevas un
aprendizaje valioso que sólo vas a tener tú.
Volviendo a Oppenheimer y su libro Crear o morir; afirma que en México no hay mucho inversionista de riesgo.
Eso sí es cierto.
¿Qué falta? ¿Qué le dirías a esos empresarios que no se animan a apostar en ustedes?
Les diría que abran los ojos. Definitivamente es algo con
lo que nos hemos topado muchísimo, que es difícil que llegue una persona
de Estados Unidos, que me ha tocado verlo, y diga ‘oye, ¿qué te parece
si nos llevamos esta tecnología a un laboratorio de allá?’, entonces
creo que definitivamente les diría ‘confíen más’, porque las personas
que empiezan a tener estas ideas, tienen esa pasión que van a hacer que
el producto sea un éxito.
El dinero es algo que pueden tener muchos, pero la pasión y
las ganas de hacer las cosas van a ser muy pocos los que las tengan,
entonces si los empresarios ven que un start-up o un joven
tienen esa pasión, esas ganas de querer comerse el mundo, pues qué están
esperando, que esos van a ser los indicados para no solamente hacer un
producto, sino hacer un millón de productos.
Siento que a veces existe mucho la desconfianza, ‘ah es que
el mexicano no va a terminar nada, se va a clavar el dinero’; al
contrario, creo que somos los que más tenemos pasión por hacer las
cosas, los que realmente vamos a sacar adelante el problema.
Eva, ¿a quién admiras de los innovadores que hay en el mundo?
Definitivamente, Steve Jobs, porque tuvo esa visión de
utilizar tecnología que ya existe para hacer simplemente como una
modificación y lanzar algo nuevo, porque no se mató reinventando la
rueda como muchas personas queremos hacer, sino que utilizó algo que ya
existe para darle algo nuevo a las personas, es la visión de decir ‘yo
quiero colocar este producto no en una persona, sino en muchas’.
También Bill Gates porque incluso su visión era colocar una
PC en cada hogar, él no decía ‘bueno pues ya con que se venda aquí en
Xalapa pues basta’, no, tenía esa visión de no sólo una persona, sino
todo el mundo.