ANÁLISIS, ESPECULACIÓN Y FANTASÍA
Uriel Flores Aguayo
La vida publica de Veracruz genera opiniones,
deliberaciones y debates de regular tamaño y nivel; algo en los medios
tradicionales y mucho en las redes sociales. Los rezagos democráticos
dominantes condicionan el tipo de planteamientos, hay desde los tímidos hasta
los apasionados y de confrontación. Lo que se dice de los asuntos sociales y
políticos es reflejo de nuestra cultura en general y política en particular. Es
evidente que nos enredamos entre cortinas de humo, rebotamos en la paja y vemos
apenas hacia lo inmediato. Eso es en lo general, porque también hay posiciones
serias, objetivas y propositivas en los medios periodísticos, académicos,
civiles y políticos.
Los hechos y posturas suceden con rapidez, muestran
rasgos para el momento y signos de tendencias. Me parece que hay
acontecimientos rutinarios mezclados con ciertos sucesos de tipo inédito que
casi siempre son enfocados con ojos costumbristas. Eso observo actualmente en
Veracruz, donde se viene configurando un escenario dinámico, incierto e
inédito. Habrá que hacer un esfuerzo mayor para estar informados, tomar
posición y emitir alguna opinión.
Me despierta curiosidad la forma en que algunas
figuras públicas abordan la coyuntura política; hay de todo, en extremos, desde
los "sabedores de todo" hasta los propagadores de simpatías o fobias.
Faltan análisis, rigurosos, que aporten datos, hagan las comparaciones,
objetivos, con perspectiva; sobran especulaciones y ocurrencias, algunas en grado
de fantasías. Observo, incluso, una negativa tendencia al dolo o
irresponsabilidad en la exposición de ciertos hechos. Hay quienes exageran y
echan a volar su imaginación, locuaz, mas propia de la literatura (mala), para
hablarnos de reuniones, choques, acuerdos y desiciones entre actores políticos
que solo suponen.
Me parece que desde algunos círculos de poder se
filtran ciertas informaciones y se echan a andar estrategias de comunicación;
lo hacen intencionalmente, para tender cortinas de humo, confundir y llevarnos
a sus escenarios. Muchos caen replicando esas informaciones, debatiendo en
falso, dando por hecho lo que les interesa a grupos de poder. Nos falta
transparencia y originalidad para sostener deliberaciones públicas sobre los asuntos
que nos deben interesar, porque nos afectan o nos van a afectar. El acceso a la
información es para los ciudadanos un principio básico de convivencia
democrática; es lo que genera una sociedad fuerte, apta para enfrentar la
corrupción y la violencia. Lo contrario es la opacidad y el miedo.
Veracruz vive en el escándalo por los enfrentamientos
entre el gobierno estatal con la oposición y los senadores; los diputados
oficiales, locales y federales,
ocupan su agenda en choques ínter partidistas. Este tipo de litigios son
impropios de un comportamiento mínimamente democrático, son mala señal para
todo y todos. Son tan intrascendentes e ilógicos que uno tiene que preguntarse
cuál será su causa y fin. Muestran a Veracruz como un estado bananero, donde la
política es pendenciera, represiva y ociosa.
Ante los desfiguros y barbaridades que dominan la escena
pública en nuestro estado, urgen voces
sensatas, los llamados a la reflexión y a la convivencia sana. No es con
exclusiones y ataques hacia los diferentes como se construirán bases para el
desarrollo, como se relanzará el estado y como se ganará confianza nacional e
internacional. Alguien tendría que decirles, o ellos hacer caso, que están
haciendo un papelazo, que esas formas ya resultan anacrónicas y que hay otros métodos
de hacer política. La lucha por el poder no debe ser a toda costa, es un fin
que no justifica todos los medios y debe respetar reglas mínimamente
democráticas.
Entiendo que toman medidas calculadas o desesperadas
contra sus enemigos, que no deberían ser más que adversarios; muchas veces
actúan sin tener claro hacia donde dirigen sus pasos, lo hacen porque pueden y
no calculan suficientemente los resultados. Son reglas del sistema, ya vetusto,
y de la condición humana. Esa es la historia de la humanidad, recuérdese a los
ejecutores del genocidio en la Segunda Guerra Mundial cuando en sus juicios
manifestaban que sólo obedecían ordenes; así pasa ahora en local, hacen lo que
sea por costumbre, por interés propio, por órdenes o por que no ven más allá del
largo de su nariz.
Recadito: Lamentable que, por ahora, no hayan otorgado
el nombramiento de Pueblo Mágico a #Naolinco.