HORA
LIBRE
Álvaro
Belin Andrade
¿No
les parece inusual el número de candidatos a la gubernatura de
Veracruz? Aunque se ha centrado la disputa entre los primos Yunes, a
partir del 3 de abril en que empiezan las campañas electorales, el
Organismo Público Estatal Electoral (OPLE) tendrá que erogar
grandes sumas de dinero para financiar por lo menos las campañas de
siete candidatos a Gobernador.
Ya
no hablemos de las de más de 200 candidatos a diputados locales que
pueden resultar de esta jornada, más sus suplentes, y de aquellos
que estarán en las listas de candidatos a diputaciones por el
principio de representación proporcional.
¿Tiene
sentido arrojarse a los caminos rurales y a las pésimas carreteras
veracruzanas a pedir el voto cuando no se tiene la mínima
posibilidad de obtener un puesto que, para colmo, solo durará dos
años, para un gobierno prácticamente en quiebra financiera, con más
problemas que posibilidades de trabajo provechoso?
Pues
parece que a los partidos políticos y a sus candidatos eso los tiene
prácticamente sin cuidado.
Los
primeros tienen la necesidad de reportar ganancias en sufragios ante
el OPLE para mantener su presencia en el ámbito nacional, o para
mantener sus registros en caso de ser partidos estatales.
Para
los segundos, ese trajinar por ciudades y comunidades les ha de
redituar tanto en recursos (no todos los empeñarán en convencer a
los votantes) como en oportunidades políticas futuras. Los menos
irán por convicción propia, como una forma de difundir su ideario
político o para adquirir experiencia que le sirva más adelante.
Lo
increíble es que el número de candidatos se ha multiplicado. En
ocasiones anteriores, la izquierda se amalgamaba en una sola
coalición a la que iban todos los partidos que profesaban (o
simulaban profesar) esa ideología. No existía Morena, de manera que
el PRD, el Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo iban de la
mano con un solo candidato.
Hoy,
el PRD irá con el PAN, en apoyo de Miguel Ángel Yunes Linares,
mientras que irán solos el Movimiento Ciudadano, con Armando Méndez
de la Luz (que será registrado ante el OPLE este miércoles 23 al
mediodía), y el Partido del Trabajo (PT) que, según todo apunta,
llevará como candidata a una expanista recalcitrante, la exalcaldesa
de Atzalan, exdiputada local y federal y funcionaria en el
ayuntamiento de Teziutlán, Alba Leonila Méndez Herrera.
Todos
contra Miguel Ángel
Esta
última postulación, la de Alba Leonila, tiene su tufo. No solo se
trata de la enemistad política entre esta mujer menuda –que
contaba con una influencia poderosa en los municipios serranos del
centro de Veracruz– y Miguel Ángel Yunes Linares, quien la
desplazó del panismo en el distrito electoral federal de Martínez
de la Torre para imponer a José de la Torre Sánchez y parentela que
le acompaña. También interviene el factor 2018, es decir, la
sucesión presidencial.
En
efecto, desde Puebla, el gobernador panista Rafael Moreno Valle Rosas
observa con atención lo que sucede en Veracruz; hace ya tiempo que
realiza giras subrepticias por tierras veracruzanas con el
beneplácito de su homólogo veracruzano, tratando de aminorar la
influencia del candidato de la alianza PAN-PRD. Sabe que de ganar la
elección el 5 de junio en Veracruz, Yunes Linares le quitará toda
posibilidad de contar con el respaldo del panismo veracruzano a sus
aspiraciones a la candidatura presidencial blanquiazul e, incluso,
observa con recelo la posibilidad de que el propio Yunes le compita
la plaza.
Por
eso ha mandado a Alba Leonila Méndez Herrera (quien ha sido una
persona muy cercana y a la que ha cobijado en el ayuntamiento poblano
de Teziutlán) por un partido que se ha sabido moldear a las
necesidades políticas y económicas, para que le haga una fuerte
talacha al choleño, particularmente en la franja serrano-costeña.
En
esta misma tesitura, la de combatir a como dé lugar el flujo de
votos para Miguel Ángel, el Partido Encuentro Social (PES) ha
cobijado como su candidato al exdirigente estatal panista Víctor
Alejandro ‘Pipo’ Vázquez Cuevas, un caso que dibuja claramente
cómo ha logrado Yunes el control del PAN veracruzano.
En
efecto, Pipo Vázquez fue el que le abrió la puerta al expriista,
misma por la que éste lo sacó prácticamente sin posibilidades
siquiera de recoger sus pertenencias. Pero el Pipo fue el que
encumbró al panismo en la entidad, durante su dirigencia creció
definitivamente su cosecha de votos y la obtención de alcaldías y
diputaciones locales y federales, de manera que no se puede dudar que
mantenga fuertes ligas con los grupos tradicionales del PAN, quienes
ven cómo la familia de Yunes Linares se adueña de todas las
oportunidades políticas.
Lo
demuestran estos hechos: Miguel Ángel, además de candidato, es
diputado federal con licencia; su hijo Fernando Yunes Márquez es
Senador de la República y ya se aprestan a impulsarlo para que sea
el candidato a la Presidencia Municipal de Veracruz en 2017, y Miguel
Ángel Yunes Márquez es el alcalde de Boca del Río. Un riesgo que
tratarán de contener provocando su derrota.
Para
ello, también debe sumarse la candidatura independiente de Juan
Bueno Torio, un activo importante y genuino del panismo veracruzano,
con importante influencia en el conocido corredor azul que tiene a
Córdoba y a Orizaba como sus ejes. Su salida del PAN se debió a que
su partido optó por Miguel Ángel Yunes sin tomar en cuenta los
mecanismos democráticos establecidos en sus documentos.
Que
la decisión del OPLE, en medio de titubeos, de validar su propuesta
para convertirse en el único candidato independiente, sea
cuestionada acremente (y recurrida legalmente) tanto por el PAN como
por el PRD, muestra claramente que puede convertirse en un factor
negativo para sus proyecciones electorales.
Cuitláhuac
no será una Morena en dulce
A
no dudarlo, antes de que inicien formalmente las campañas
electorales este 3 de abril, las dos coaliciones partidistas marchan
a la cabeza con sus candidatos. La de PRI y PVEM (junto con la
morralla de partiditos) y la del PAN y el PRD, con Héctor Yunes
Landa y Miguel Ángel Yunes Linares, respectivamente, son las fuerzas
políticas que más claramente se disputan el triunfo el próximo 5
de junio.
Ambos
tienen a los actores políticos más mediáticos, con más recursos,
son los más conocidos por la población y en torno a ellos un buen
número de veracruzanos tomará decisiones importantes para los
próximos dos años.
Unos
piensan que Miguel Ángel significa el rompimiento, el ajuste de
cuentas con 12 años de gobiernos priistas depredadores y la
posibilidad de relanzar a un estado poderoso que ha sido debilitado
al punto casi de la extremaunción. Otros creen que la opción de
Héctor, más institucional, tiene tintes para romper con la
continuidad de 12 años de una extremadamente dañina manipulación y
expolio inauguradas por Fidel Herrera Beltrán.
La
lógica señala que por ahí se dará la sucesión de Javier Duarte
de Ochoa, pero hay un factor que puede nivelar la contienda y
convertir el mapa político de Veracruz en un pastel de tres
porciones similares, con la emergencia de un partido, Morena, que
enfrentará su primera elección local.
En
su primera contienda federal como partido político nacional, en
2015, logró muy buenos números en la entidad, con más de 300 mil
votos, y la elección de dos cuadros muy importantes para la presente
y la próxima elección gubernamental: Cuitláhuac García Jiménez,
quien ganó de calle la diputación federal por Xalapa, y la de Rocío
Nahle, en Coatzacoalcos. El primero ya ha sido registrado como el
candidato al Gobierno de Veracruz este año; la segunda, coordinadora
de los diputados federales de Morena, se prepara para competir para
la de seis años en 2018.
No
se puede hacer a un lado a Cuitláhuac. Sus expectativas son impulsar
hacia arriba la votación para Morena y hacerla crecer hasta alcanzar
los 600 mil sufragios. Sin embargo, puede dar una buena sorpresa
porque prácticamente la mayoría de los votos de izquierda,
incluyendo los del PRD, se orientarán hacia él, y para colmo,
Andrés Manuel López Obrador en Veracruz, según las encuestas
nacionales de los candidatos presidenciales para 2018, figura con la
simpatía de 2 a 1 sobre el más cercano perseguidor, Miguel Ángel
Osorio Chong, del PRI.
Como
dice la canción: ¡Agárrense de las manos!
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