Uriel
Flores Aguayo
No,
no es una consigna perdida, en un arranque transnochado, o la
nostalgia por la etapa Chilena, de la Unidad Popular, y sus efectos
en toda América Latina, especialmente en el siempre solidario
México. Es pensar en nuestra realidad actual, es lanzar consignas
que tienen vigencia y se pueden traducir con términos apropiados o
usuales en estos momentos.
El pueblo es la
ciudadanía que, si se une, saldrá adelante, vencerá adversidades y
lograra sus objetivos.
El fondo de
nuestros atrasos continua siendo el mismo, todo tiene que ver con la
participación de la gente en la solución de los problemas
colectivos. Sin esa participación estaremos condenados infinitamente
a una mediocre y corrupta vida publica, a una democracia de fachada
y gobiernos ineptos.
Ser parte de los
problemas y sus soluciones supone ser ciudadano, plenamente,
saber lo que pasa
en nuestro entorno, votar, movilizarse, exigir derechos, cumplir
obligaciones, estar unidos respecto de asuntos fundamentales como la
seguridad, la transparencia y un rumbo común.
Dicen
bien algunos intelectuales cuando afirman que los cambios requieren
valor, esfuerzos y lucha; que no van a llegar solos, por obra de
magia, invocándolos o como gracia de los poderosos. Para que la
democracia funcione y renazca nuestra vida publica, tanto en Veracruz
como en el resto del país, tiene que haber ciudadanía activa,
involucrada, que sacrifique algunos aspectos de su vida semanal y,
sobre todo, entienda que estamos ante procesos, que pueden llevar
algo de tiempo para que den resultados; así, algo debe haber de
bueno, poco a poco, habiendo tolerancia para el ahora sin tener que
conformarse con una espera infinita. Lo publico es de todos, nos
pertenece, nos ayuda o nos perjudica, por lo tanto debe pasar por
nuestro consentimiento, el cual inicia con el voto, que debe ser
libre y secreto. Nada de simulaciones, el poder se debe ejercer a
partir de la voluntad de la gente.
Es
obvio que los detentores del poder, espacio donde hay de todo, los
que se prepararon para ocuparlo y aquellos que están ahí por
accidente, van a defender sus posiciones y sus privilegios;
intentaran por todos los medios seguir a cargo de los puestos y sus
presupuestos, es su naturaleza; siempre han querido al ciudadano de
lejitos, fuera de la información y las verdaderas decisiones; algo
así como: "danos tus votos y nosotros vemos luego que hacemos".
Esos personajes son camaleones cruzados con dinosaurios, poco tienen
que ofrecer, adoptan poses y fachadas pero en esencia son lo mismo;
si acaso algunos cambios cosméticos. El antídoto a la apatía
alentada desde el poder es la mas amplia participación de la gente
en sus asuntos colectivos, solo la movilización libre de las
voluntades, expresadas en los sufragios o en todo momento, hará
posible una transformación del poder, para que sirva a la gente.
Ahora
por las elecciones, pero es una necesidad de siempre, que los
ciudadanos se involucren en los asuntos colectivos, no puede haber
una vida normal sin la opinión y las acciones de la gente; no hay
gran secreto cuando se afirma eso, es de una obviedad que deslumbra;
claro que hay que crear las condiciones legales y los mecanismos
eficientes y claros para que se expresen los ciudadanos, para que su
opinión cuente y, sobre todo, su voto sea la fuente principal de
legitimidad para quienes ejerzan cargos de gobierno y de
representación. Los gobernantes deben ser muy cercanos a la gente,
cumplir sus responsabilidades y rendir cuentas permanentemente; los
representantes populares, como su nombre lo dice, son la expresión
de la voluntad de los ciudadanos, no se representan así mismos, como
suele ocurrir.
Esas
son las formulas que nos instalaran en un circulo virtuoso, donde el
que manda es el pueblo y las autoridades obedecen; no es utopía, es
una realidad perfectamente posible, al alcance de nuestros deseos y
necesidades. Para lograrlo primero hay que pensarlo y proponerselo,
votar libremente y dar forma a gobiernos funcionales, honestos y
eficaces. La fuerzas que irán en sentido contrario son tan poderosas
como un tigre de papel si vamos aclarando este camino, la ruta de la
libertad y el progreso. Solo con gobiernos decentes y eficaces
saldremos del circulo vicioso de la mediocridad y la corrupción.
Esta meta es para ahora, para las próximas elecciones, para lograr
gobiernos cercanos, concretos, que funcionen. Esta es una democracia
sin apellidos, sin una denominación ideológica, es el piso común,
la base para intentar otras políticas publicas y programas de
avanzada. Pero lo primero es que el voto cuente, que tengamos un
estado de derecho y ejerzamos la democracia a plenitud. No es sueño,
es una oportunidad que se presenta de vez en cuando. Es esta.
Ufa.1959@gmail.com
Recadito:
Tampoco se trata de poner a cualquiera, hay que ponerle cabeza,
corazón y pecho; con valor y honestidad es mejor.