Críticas. #Sintacto La columna de Sergio González Levet @sglevet




Sin tacto

Por Sergio González Levet

Críticas

Digo, cualquiera se da cuenta de que en esta época de campañas se desatan inconmensurablemente las críticas y los señalamientos contra el gobierno en sus tres niveles, y contra actores políticos.

Es natural y siempre ha pasado, aunque eso no significa que se deba aceptar. Sobre todo porque esas críticas y esos señalamientos, por lo general lanzados con un tono de flamígero para arriba, no tienen ningún asidero con la realidad.

Son infundios, calumnias, falsedades… mentiras, embustes, engaños.

Su fin no es desvelar alguna mala acción o corruptela de algún personaje, público o privado, oficial o partidista, alineado o de oposición. Su objetivo es plenamente electorero, y buscan desviar la intención de voto de los ciudadanos, para que se alineen en favor de los intereses de quienes formulan esos libelos públicos -que ahora se distribuyen masivamente por las redes electrónicas- y para que vayan en contra de los candidatos a los que se oponen.

Es como los mangos de temporada: ya sabemos que estos frutos deliciosos se cosechan abundantemente cuando empieza la primavera. Del mismo modo, las diatribas surgen numerosamente apenas hay una campaña política.

Tenemos que vivir (que convivir, que sobrevivir) con ellas, de la misma manera en que lo hacemos, por ejemplo, con los 25 millones de spots en radio y televisión que tendremos que escuchar y/o ver hasta el 3 de junio de este año del Señor de 2015. Y me acuerdo de estos últimos porque en ellos también están presentes las críticas: de aspirantes a gobernar contra quienes están ahora en el gobierno, de partidos contra partidos, de funcionarios de partidos contra funcionarios de otro partido, de candidatos contra candidatos, de todos contra todos.

Y esos spots los pagamos los ciudadanos, porque son sufragados con dineros públicos, que reciben los partidos en forma de obsequio, junto con las millonarias prerrogativas, como si se lo merecieran.
Es la fiesta de la injuria, de la blasfemia (en el sentido apocalíptico), del ultraje.

Por eso muchos se quejan de que en las campañas no se escuchan las propuestas de los candidatos, sus proyectos para mejorar las cosas desde su tribuna y su función si ganaran. Unas y otros están tapados por la estática del insulto.

¡Y todavía faltan 45 días de campaña electoral!

Eso quiere decir que en las próximas seis semanas nos seguiremos encontrando a todas horas en el Facebook, en Twitter, en nuestros correos electrónicos -y del mismo modo en periódicos, revistas y sobre todo pasquines- noticias tremendistas en contra de servidores públicos, de candidatos y de líderes partidistas.

Son parte ineludible del paisaje electoral ante una democracia que no ha terminado de madurar y en la que siguen manifestándose las llagas purulentas de la imprecación.

Es parte de la naturaleza humana, y tan lo es que el término “críticas” acepta una cantidad enorme de sinónimos. Enlisto aquí solamente los que he usado en estas líneas:

Señalamientos, infundios, calumnias, falsedades, mentiras, embustes, engaños, diatribas, injurias, blasfemias, ultrajes, insultos, imprecaciones.

Y lo que venga…

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Aprueban ley de transparencia: ¿realidad o simulación?... @HoraLibre La columna de Álvaro Belin Andrade.




HORA LIBRE

Álvaro Belin Andrade


Aprueban ley de transparencia: ¿realidad o simulación?


La gran reforma que le faltó a Enrique Peña Nieto, la que urge que se materialice porque el país ya no puede crecer más si se mantiene el estado de cosas y se deja en la impunidad a quienes se benefician de este delito (funcionarios públicos, empresas, partidos políticos y sindicatos, entre otros) es la de establecer reglas claras y rigurosas para la lucha contra la corrupción, que ha convertido al país en una tierra de nadie, donde no prevalece el Estado de Derecho y donde se estrechan cada vez más, hasta casi confundirse, Estado y delincuencia.
Ni duda cabe que es el tema más urgente en la agenda nacional, con un cariz incluso de revulsivo de la situación política, pues golpea al desarrollo económico, la justicia, la equidad y la seguridad pública. 

No podemos pensar en que habrá una lucha frontal contra el crimen si los propios cuerpos policiacos están coludidos con quienes dicen combatir, si los partidos políticos establecen alianzas con los grupos criminales para financiar sus campañas electorales, si el nulo desarrollo económica arroja a miles de mexicanos a delinquir para su sobrevivencia, si buena parte de los recursos del erario son tomados como botín por los funcionarios públicos.

Con sus consabidas limitaciones, impuestas por los partidos políticos, es un avance que este jueves la Cámara de Diputados haya aprobado la Ley General de Transparencia (solo faltará su promulgación por el Presidente), y que paralelamente, haya salido de comisiones del Senado de la República, por 47 votos a favor y uno en contra, la ley que creará el Sistema Nacional Anticorrupción que la próxima semana tendrá en el pleno su segunda lectura para su discusión y aprobación en su caso.

La buena noticia es que esta última, en caso de aprobarse, fortalecerá las atribuciones de la Auditoria Superior de la Federación (ASF), velará no solo por la transparencia de los recursos públicos en programas federales sino también estatales y municipales, y podría llevar a la responsabilidad penal que pudieran tener las personas morales (empresas) involucradas en actos de corrupción. 

Aunque no se puede tener la certeza al respecto, una corriente fuerte dentro del Senado podría permitir una reforma al artículo 108 Constitucional para eliminar el fuero de los funcionarios, lo que permitiría una mayor rapidez en el ejercicio de la acción penal contra quienes incurran en actos de corrupción que involucren los dineros y bienes materiales propiedad de los mexicanos.

La ley general de Transparencia aprobada por 264 votos a favor, 68 en contra y una abstención, en la Cámara de Diputados, cuyos integrantes se curaron en salud para que tenga efectos a partir del 31 de agosto (lo que evitará que se fiscalicen las enormes cantidades de dinero manejadas por el Congreso sin la menor norma de transparencia), obligará a transparentar y permitir el acceso a la información de los tres poderes, los órganos autónomos, partidos políticos, fideicomisos y fondos públicos, además de personas físicas, morales o sindicatos que reciban y ejerzan recursos públicos o realicen actos de autoridad en los ámbitos federal, estatal y municipal.



Las nuevas reglas y los nuevos sujetos obligados

La ley general de Transparencia aprobada por los diputados, luego de su tránsito y discusión en el Senado, contempla elementos que, si bien no reúnen todas las exigencias de las organizaciones sociales, empresariales y políticas y de los ciudadanos, sí apuntan al inicio del camino hacia un México sin impunidad. Ya sabemos que muy pronto habrá mecanismos funestos para nulificarla, pero constituye un paso importante.

¿Qué contempla la ley que espera la promulgación peñista? Hagamos un repaso:

1. Obliga a todos los órganos autónomos, dependencias, sindicatos y partidos a rendir cuentas y transparentar toda la información de los recursos públicos que manejan.

2. Senadores y diputados (federales y locales) estarán obligados a informar las remuneraciones completas que reciben, sus dietas, bonos, ingresos, compensaciones, prestaciones, gratificaciones, primas y comisiones.

3. Será imposible reservar información cuando se trate de violaciones graves a derechos humanos o delitos de lesa humanidad.

4. Se establecerán sanciones a servidores públicos cuando declaren con dolo o negligencia la inexistencia de la información o cuando la reserva sin prueba de daño.

5. En este sentido, solo se clasificará como reservada la información cuya divulgación represente un riesgo en materia de seguridad nacional o a las políticas monetarias y financieras del país.

6. Transparenta las condonaciones fiscales.

7. Prevé la creación de un Sistema Nacional de Transparencia, que contará con una plataforma en Internet para que los ciudadanos puedan consultar toda la información pública disponible, que deberán aportar todos los entes obligados.

La Plataforma Nacional de Transparencia deberá contar al menos con cuatro sistemas: de solicitudes de acceso a la información, de gestión de medios de impugnación, de portales de obligaciones de transparencia y de comunicación entre organismos garantes y sujetos obligados.

Entre los temas que deberán incluir los sujetos obligados en dicha plataforma figuran: directorio de servidores públicos, remuneración bruta y neta de servidores públicos, gastos de representación y viáticos, número total de plazas y del personal de base, de confianza y por honorarios. 

Grosso modo, tal sería la estructura de obligaciones de la nueva ley, un esfuerzo más por lograr contener una tendencia creciente de corrupción del Estado y las organizaciones políticas, empresariales y sindicales, y por amarrarle las manos a tantos funcionarios ladrones que menudean en todos los niveles de gobierno.

Ya veremos cuánto dura el mecanismo antes de que los involucrados establezcan puertas alternativas, pasos a desnivel, pasos mágicos y demás para sortear las limitaciones y los candados establecidos.

En Veracruz, ya hace falta una verdadera redada de delincuentes públicos.


Comentarios: belin.alvaro@gmail.com | Twitter: @HoraLibre

Si yo fuera diputado (a)... La columna de Uriel Flores Aguayo (@UrielFA)




SI YO FUERA DIPUTADO (A)



Uriel Flores Aguayo




Además de ser el título de una afamada película del gran "Cantinflas" viene bien para el momento electoral que vivimos en nuestro país, cuando miles de ciudadanos se presentan a las candidaturas para diputados federales  postulados por los múltiples partidos políticos más 22 independientes. Es una pregunta pertinente que deben formularse los aspirantes a ese cargo si su objetivo central es ocupar un escaño en San Lázaro; si hay otras motivaciones, del nivel que sean, el cuestionamiento no tendría sentido. Partir de esa aspiración, deseo, sueño, pregunta, meta o lo que signifique para cada quien, es básico para desarrollar respuestas, propuestas y una campaña guiada por ese objetivo. Me parece que las incursiones testimoniales y de relleno no tienen ninguna justificación.


Sin afanes protagónicos, solo como mero testimonio, quiero compartir algunas de mis experiencias y opiniones a partir de mi papel, que no califico, como diputado federal en representación del distrito número diez, Xalapa-Urbano: salvo los puntos que se plasmen en las respectivas plataformas electorales de los partidos políticos, que casi nadie conoce, ni siquiera los candidatos, estos vienen hablando de asuntos ajenos en general a la naturaleza del encargo para el que serían electos. Creo que es fundamental el compromiso con los electores, a un mandato de origen; ahí hay una disyuntiva muy clara en el sentido de acatar el sentido de los ciudadanos o seguir la línea de partido y gobernantes. En mi caso, considero relevante señalar mi voto en contra de las llamadas reformas estructurales como consecuencia de la interpretación del mandato de mis electores, dado que en Xalapa- Urbano la votación por la coalición de izquierda fue abrumadora, ganando casi el cien por ciento de casillas; no se debe olvidar que el PRI y sus candidatos, Peña incluido, no ganaron ninguna casilla. Sobre esa base era impensable votar por las reformas del Presidente. Mis votos opositores me configuraron un perfil absolutamente independiente a las consignas; he sostenido que tengo una relación de respeto con el Gobernador del Estado y el Presidente Municipal, pero que no tengo que preguntarles sobre mi labor. Ser diputado federal también te genera responsabilidades públicas, ya no debes comportarte como un líder opositor.


Llevará mucho tiempo crear otras formas políticas, tantas como nuestro tránsito a una democracia útil y de calidad, pero no debe esperarse hasta el momento ideal; desde nuestro lugar debe ponerse un granito de arena, se hace  camino al andar. En mi caso se ha demostrado que un cargo como el que tengo no debe significar invariablemente prepotencia, ostentación y derroche; al contrario, se puede perfectamente prescindir de camionetotas, séquitos , guardaespaldas y lujos; es la ruta para dignificar estos cargos y darles un valor  democrático, realmente cercanos a los ciudadanos. Va costar mucho esfuerzo en tanto que el sistema que nos domina es esencialmente corruptor, hacer que surjan, se vean y  consoliden otras formas de hacer política, más sencillas y más auténticas. No debe omitirse que la actividad política en general pasa por una crisis actualizada de descrédito pero que, en el caso de los diputados, la desconfianza y desconocimiento es mayor. 


Por razones coyunturales he tenido una gestión de regular nivel en materia de recursos presupuestales, logrando hasta aproximadamente 85 millones de pesos para obras en Xalapa durante los casi tres años de mi papel como diputado. Pudiera ser el mayor recurso económico obtenido para obras de carácter social y cultural, orientados a zonas pobres, en la historia de las diputaciones federales. Esto ha sido resultado de mi integración a un grupo legislativo opositor, donde se cuenta con absoluta autonomía para decidir el destino de esos recursos; en el caso de los diputados oficiales es más difícil que tomen decisiones libres, porque deben ajustarse a la línea de partido y del Gobernador. Mucho ayudó para este monto la coyuntura de las reformas estructurales, crearon un ambiente político de acuerdo y receptividad en la Secretaria de Hacienda. 


Soy categóricamente partidario de la participación electoral, de que los ciudadanos voten; considero que es mucho mejor que se emita el sufragio, hacerlo no garantiza un resultado pero lo posibilita, no hacerlo garantiza que no haya ningún resultado, que se pase al inmovilismo y la frustración. Ya el sentido del voto queda a cada quien, habiendo muchas opciones más en el perfil de los candidatos que en los partidos. Se debe hacer un esfuerzo informativo para distinguir los fines de los partidos en el ámbito nacional de los intereses locales; el compromiso mayor debe ser con los ciudadanos del distrito respectivo. Tantos los candidatos como los electores deben cuestionarse si vale la pena sufragar por vetustas e inútiles burocracias de la partidocracia, beneficiadas de su control cupular en el manejo de prerrogativas económicas y en los espacios plurinominales. Me parece que junto a las condiciones de transparencia que se vienen abriendo paso como exigencia ciudadana también debe colocarse como prioridad la agenda propia, la local. 



Recadito: Foro de candidatos de Xalapa, el día 30 de abril, 11 horas, en el Casino Xalapeño.

¿Proyectos? ¡Claro que sí!... #Sintacto la columna de Sergio González Levet. ( @sglevet )




Sin tacto

Por Sergio González Levet

¿Proyectos? ¡Claro que sí!

Al leer la prensa estatal, a los informados columnistas, a los anónimos editorialistas, a los sesudos articulistas y hasta a los gentiles reporteros (y aclaro que en ellos englobo, de acuerdo con la regla gramatical, a las columnistas, las editorialistas, las articulistas y las reporteras, para que no se me enojen las feministas)… decía que al leer la prensa estatal, se puede observar sin hacer mucho esfuerzo de síntesis que una de las más recurrentes críticas a las campañas políticas que deambulan por todo el Estado de Veracruz, es la falta de proyecto que padecen los candidatos de todos los partidos.

Se quejan los colegas (y las colegas) de que los abanderados para las diputaciones federales recorren las calles de su distrito y sólo llevan promesas, muchas veces sobre asuntos que no les competen y en otro caso sobre problemas que saben que no tendrán solución.

La crítica es cierta y tiene su razón, pero generalizar siempre es malo para la objetividad, la imparcialidad y la justicia.

Primero tendríamos que precisar a qué se refiere el término “proyecto”, al que aluden tanto y tantos en estos días de crítica a mansalva contra unos y contra otros, de entre los que quieren llegar a una curul en el Congreso de la Unión a partir del próximo 1º de septiembre de 2015, cuando dé inicio la LXIII Legislatura federal.

La querida Real Academia Española de la Lengua dice en su diccionario que “proyecto” viene del “lat. proiectus”, y ofrece cinco alternativas de interpretación. Me quedo con la tercera y la quinta, que nos pueden servir para los fines de esta reflexión. “3. m. Designio o pensamiento de ejecutar algo” y “5. m. Primer esquema o plan de cualquier trabajo que se hace a veces como prueba antes de darle la forma definitiva.” (“lat.” quiere decir “latín” y “m.” se refiere al género: “masculino”).

Umm, veamos, ¿entonces los candidatos en Veracruz no han hablado de algún “designio o pensamiento de ejecutar algo”? ¿Y menos han mostrado a sus posibles y/o probables electores un primer “esquema o plan de cualquier trabajo”?

Yo creo que sí. Como el optimista irredento que siempre he sido, quiero creer que los candidatos de todos los partidos están pensando en lo que harán, en caso de que lleguen a la diputación anhelada. Y ese qué harán no tiene que ver solamente con los sueldos y las dietas que cobrarán, ni con las jugosas prestaciones adicionales que podrían obtener, si se propusieran vender su voluntad al mejor postor.

Quiero creer que muchos candidatos han empezado a creérsela, y que se han contagiado de los problemas y las carencias de la gente, ahora que han tenido que hacer campañas de a pie y cercanas con el pueblo; ahora que han visto cómo se sufre cuando no hay para la comida y los satisfactores inmediatos de la esposa y los hijos (o de los hijos, en el caso de tantas y tantas madres jefas de familia).

No faltará quien lo dude, pero es probable que algunos candidatos ya estén fraguando su proyecto de trabajar por los que menos tienen –yo al menos sé de un caso-.

Y eso será bueno…

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