HORA
LIBRE
Álvaro Belin Andrade
Mando
único en Coatepec: ¿nunca es demasiado tarde?
Nunca será tarde para la instrumentación
de medidas extremas para detener la desatada delincuencia que se posesiona de
algunos municipios. En el caso de Coatepec y la región, sin embargo, ha sido
tardía para decenas de pobladores que durante los últimos años, marcadamente
aquellos en que le ha tocado ‘gobernar’
a Roberto Pérez Moreno, Juanelo, han sido víctimas de robos violentos,
levantones, secuestros, extorsiones y encarcelamientos injustos.
Y es que para la población del vecino
municipio, la ola delictiva fue solapada e, incluso, inducida y practicada por
los propios elementos de la policía municipal, que actuó (hasta ayer que fue
desaparecida y sus 99 elementos sometidos por la policía estatal) con la
complacencia, y algunos se atreven a señalar, con el beneplácito del alcalde
priista que, en reiteradas ocasiones, pese a las evidencias, ha negado la
existencia de bandas criminales en su solar.
Este jueves, en una acción sorpresiva que
muchos catalogan como una medida propagandística del gobernador Javier Duarte
de Ochoa, quien rápidamente dio cuenta del suceso ante fiscales y procuradores
de la región sureste y de la propia titular de la PGR, Arely Gómez, fue sitiado
a temprana hora el Palacio Municipal, impidiendo la entrada de los empleados y
deteniendo a los 99 elementos policiacos que conformaban la célula, perdón, la
comandancia de la policía municipal.
Hoy viernes, salvados los procedimientos
del caso (aprobación obligada del Cabildo), Duarte acudirá a instaurar el Mando
Único, a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública, cuyos elementos de la
Guardia Civil se harán cargo de inmediato de la seguridad de los coatepecanos y
de los visitantes, buscando con ello contener los actos delictivos que habían
trastocado el honorable nombre de Pueblo Mágico (otorgado por la Sectur) por el
de Pueblo Trágico.
Ha debido ocurrir el asesinato del propio
tesorero municipal, Guillermo Pozos Rivera, a manos de efectivos de la Policía
Municipal, remitidos al penal de Pacho Viejo como autores materiales sin que
hasta el momento se haya detenido al autor intelectual, el secuestro de
empresarios locales, el cobro de piso, los enfrentamientos cotidianos entre
bandas criminales, el asesinato de taxistas y comerciantes, para que el
gobierno estatal diera este paso, favorecido por la reunión de procuradores y
fiscales en Xalapa.
Una
medida largamente postergada
Hace mucho que los pobladores se quejaban
de las continuas redadas nocturnas hechas contra inocentes jóvenes que eran
hallados por la noche buscando diversión. Hasta 15 o 20 jóvenes eran remitidos
a las mazmorras de la cárcel municipal acusados de dedicarse a actividades
ilícitas, incluso la venta de estupefacientes, y que solo eran liberados a
cambio de 500 pesos que eran recibidos por los genízaros de Juanelo sin
documento a cambio, lo que permitía calcular que al mes ingresara a la banda
delictiva vestida de azul más de 50 mil pesos.
No hubo denuncia que valiera. Desde
Xalapa, la sordera del ‘No pasa nada’ obligaba a los padres de familia
coatepecanos a tragarse la ira y la inconformidad; tanto ellos como sus hijos ‘detenidos
in fraganti’ por los violentos policías recibían la amenaza de que, si no se
caían con la mochada, les levantarían cargos de narcomenudeo y serían remitidos
a autoridades federales, lo que les costaría cientos de veces más para poderlos
sacar.
Pero ese ilícito negocio solapado por el
alcalde priista apenas es una anécdota incómoda. Lo más terrible ha sido la
paulatina instalación de protecciones metálicas en los pequeños comercios de
los barrios, cerrados a partir de las 6 de la tarde y atendidos a través de
pequeñas ventanas, tras la proliferación de robos y asaltos violentos; los
constantes riesgos de los viandantes de quedar atrapados en el fuego cruzado,
la creciente ola de secuestros y levantones, el asalto de taxistas, muchos de
los cuales aparecieron muertos en cafetales solitarios.
Para nadie es un secreto la intervención
de los propios policías en el trasiego de drogas, en la protección de los
delincuentes, en la participación en hechos sangrientos.
¿Por qué esperaron tanto el gobernador
Javier Duarte de Ochoa y el titular de la SSP, Arturo Bermúdez Zurita, en tomar
una decisión como la que ayer crispó a quienes paseaban por el centro y a
quienes vieron el vuelo rasante de al menos un helicóptero por diversos puntos
de la ciudad cafetera, particularmente por el rumbo de La Orduña?
Y, por cierto, Juanelo se ha hecho famoso
por gobernar desde Xalapa, desde Plaza Américas, particularmente. De no estar
en los horarios en que debe atender las funciones de su cargo, el alcalde
priista se ha hecho famoso por no estar en ‘los mejores momentos’.
Cuando ocurrió el secuestro y homicidio
de su tesorero municipal, pasaron semanas para que regresara a despachar. Ayer,
cuando el inmueble en que ‘gobierna’ fue tomado por las fuerzas estatales de
seguridad, por supuesto que tampoco estuvo presente. A la sesión de Cabildo
para acordar el Mando Único debió llegar, pero nadie lo sabe.
Nunca será tarde para tomar medidas
contundentes, aunque para muchos coatepecanos, víctimas de asaltos, secuestros,
levantones y asesinatos, sí ha sido demasiado tarde.
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