HORA
LIBRE
Álvaro Belin Andrade
¿De
verdad ha disminuido el delito en Veracruz?
Parafraseando a Emiliano Zapata, hoy
podríamos decir que las estadísticas son de quienes las trabajan y siempre
habrá una manera de moldearlas para bien o para mal, sea porque los elementos
de comparación son laxos o porque se presentan solo aquellas cifras que
muestran marcadas tendencias a la alza o a la baja, según quien las maneje.
Y para muestra, un
botón. Mientras un organismo observador del fenómeno delictivo ubica a Veracruz
en el octavo lugar nacional en materia de secuestro, hay otros que consideran a
la entidad como una isla de paz y tranquilidad donde los casos de delincuencia
no llegan a perturbar siquiera a la población.
Cuando es un
funcionario quien maneja esas estadísticas uno fácilmente puede determinar el
sesgo de sus algoritmos. Por ejemplo, cuando el secretario de Seguridad
Pública, Arturo Bermúdez Zurita declara (como lo hizo este martes en Poza Rica,
un lugar caliente, según el argot policiaco) que, en el primer trimestre del
año, disminuyeron en Veracruz los índices delictivos, cuando ni siquiera se
había cerrado el ciclo trimestral, es posible suponer que sus alegres cifras
tengan un sentido más propagandístico que demoscópico.
Por supuesto, en sus arrebatadas
declaraciones a la prensa solo seis modalidades delictivas consideró: el robo
en general que, según sus datos, disminuyó en un 32 por ciento; el robo con
violencia, que cayó en 35 %; el robo a casa habitación, con baja de 38 %, y el
robo de vehículos, que disminuyó en un 18 por ciento. La extorsión, cuya
disminución es considerable, cayó en 44.7 %, seguido del homicidio doloso, con
menos 43 %.
Debe tener cifras que
ni el Sistema Nacional de Seguridad Pública debe conocer. Ya sabemos que no es
la SSP sino la Fiscalía General del Estado la que proporciona al organismo
federal los datos sobre incidencia delictiva, porque se basan en aquellos
delitos que fueron denunciados y por los que la autoridad ministerial ha
abierto expedientes y, se supone, procesos de investigación.
Los últimos datos,
aparecidos hace unos 10 días, por lo menos los que han sido dados a conocer
públicamente, se refieren a febrero. Los correspondientes a marzo (cuya suma
con enero y febrero nos dará el dato trimestral que Bermúdez ya maneja) no se
conocerán sino a finales de abril. Pero los de febrero, para no ir muy lejos,
distan mucho de la apreciación, seguramente personal, del funcionario estatal.
El
secuestro nos sigue amenazando
En efecto, prácticamente en todos los
rubros se experimenta un crecimiento importante entre enero y febrero, incluso
el que más nos preocupa porque nos ha colocado en el pasado reciente como una
de las entidades más violentas, junto con el Estado de México, Tamaulipas y
Tabasco: el secuestro, que Bermúdez tuvo el cuidado de no mencionar.
Y es que ese delito
volvió por sus fueros en el segundo mes que, por fortuna, solo tiene 28 días.
Mientras en enero cantábamos victoria porque solo se registraron 5 denuncias
por ese delito, que rompía incluso con la estadística más promisoria de 2014,
que era de ocho, en febrero creció (y aquí emplearemos la lógica demoscópica
del señor secretario) en un 80 por
ciento, al registrarse 9 secuestros,
una cantidad que representa cerca del 10 por ciento de los 99 registrados en el
país.
Por ahí aparecieron
datos que apuntaban a que Veracruz ocupa el octavo lugar en la comisión del
delito de secuestro; sin embargo, apegándonos a los datos del SNSP, está en
cuarto lugar junto con Tabasco. Veamos la lista bimestral que sigue encabezando
Tamaulipas, con 40 secuestros; le siguen: Estado de México, con 33; Guerrero,
con 21; Veracruz y Tabasco, con 14; DF, con 7, y Morelos e Hidalgo, con 6.
Por supuesto es un
aliento y una esperanza que el gobierno estatal, con el apoyo del federal,
estén organizando y equipando unidades antisecuestros como el que ayer se echó
a andar en Coatzacoalcos y que el zar antisecuestro Renato Sales nos haya
puesto contentos con la hipótesis de que, entre más capos detenidos, menos
secuestros. Pero eso no debe llevarnos a considerar que las cosas se compondrán
en un tiempo breve.
Los
delitos han crecido, no han disminuido
Pero en casi todas las demás categorías,
las cosas se fueron para arriba: mientras que en el ámbito nacional hubo una
disminución del número de delitos en general al pasar de 118 mil 557 a 117 mil
865 (-0.6 %), en Veracruz experimentamos un incremento de casi 20 por ciento,
pues pasamos de 3 mil 157 a 3 mil 769 delitos entre enero y febrero.
En el caso de robos,
pasamos de 1 mil 369 a 1 mil 478; en robos con violencia, de 391 a 464 y sin
violencia de 978 a 1,014; el robo común, de 1,333 a 1,423; el robo común con
violencia, de 385 a 453; el robo a casa-habitación con violencia, de 36 a 37; a
negocio, de 71 a 91; de vehículos, de 102 a 113 y a transportistas, de 74 a 78.
Incluso el abigeato subió de 30 a 44 mientras que el robo en carretera subió de
6 a 9, todos ellos con violencia.
Podemos seguir con los
datos oficiales de que disponemos: lesiones, de 330 a 476; homicidios, de 72 a
84; los homicidios dolosos, de 30 a 37, y los culposos de 42 a 47; las
extorsiones, de 10 a 15; fraude, de 155 a 279 y la violación incluso de 8 a 11.
¿De dónde carajos saca
sus felices datos el secretario de Seguridad Pública?