HORA
LIBRE
Álvaro
Belin Andrade
Si
a nivel estatal no dimensionan el impacto que representó este jueves
10 la masiva demostración de repudio a la política implantada por
el gobernador Javier Duarte de Ochoa para asfixiar a la Universidad
Veracruzana, a nivel federal estarán más que preocupados porque
este movimiento social crezca a medida que no lo resuelva el gobierno
local, estando a poco más de tres meses de los comicios en que
estará en juego la permanencia del PRI en el Poder Ejecutivo
veracruzano.
No
ha habido en las últimas décadas (y podemos incluir la enorme
manifestación de apoyo recibida por Cuauhtémoc Cárdenas en su
campaña presidencial en 2000), una movilización tan numerosa como
la que vivió este jueves Xalapa en apoyo a la Universidad
Veracruzana. Aun haciendo memoria, Veracruz no ha vivido una jornada
de lucha social tan extraordinaria como la que se vivió en Xalapa,
Veracruz, Orizaba, Poza Rica, Minatitlán y Coatzacoalcos, todas con
un mismo objetivo: la defensa de la universidad pública, nunca en
tan alto peligro como en estos tiempos.
Si
Javier Duarte de Ochoa no reacciona ya (y ha postergado una precisa
acción de gobierno para desactivar las protestas que hoy se
desbordaron en las principales ciudades del estado, con un cálculo
optimista que estima en 50 mil personas movilizadas a favor de la UV,
y que uno conservador podría establecerlo en 30 mil), la comunidad
universitaria podría pasar a acciones más determinantes, como el
bloqueo de vías de comunicación, la toma de oficinas públicas o la
convocatoria a un paro nacional de universidades en solidaridad con
la UV.
Lo
que hemos visto no solo es inédito por el número de participantes;
lo es más por el alto nivel de civilidad con que se han
protagonizado, con miles de maestros, investigadores, funcionarios y
estudiantes en orden, con consignas claras en torno a la urgente
necesidad de que el gobierno estatal pague los más de 2 mil millones
de pesos adeudados, y tratando de afectar lo menos posible la vida
cotidiana de las ciudades en que han salido a las calles.
Y
lo más importante: fue una marcha realmente monumental, convocada
por su máximo órgano de gobierno, el Consejo Universitario General,
y encabezada por su rectora, la doctora Sara Ladrón de Guevara,
quien antes de llegar a esta medida, había agotado todas las
instancias de negociación y de presión, invocando (y obteniendo) el
apoyo de la ANUIES, del Senado de la República, de diputados
federales y otras organizaciones, y presentando denuncias ante los
órganos jurisdiccionales locales y federales para lograr que el
gobierno estatal pague lo que ha sido su obligación.
Lo
que ocurrió este jueves en al menos seis ciudades de Veracruz, en la
Ciudad de México (donde por la tarde se realizó una marcha
convocada por la UNAM, la UAM y el Instituto Politécnico Nacional),
y en diversos sitios del mundo donde egresados y estudiantes de
posgrado de la UV se tomaron fotos con leyendas en favor de su alma
mater, muestra claramente el enorme respaldo social de que goza la
Universidad Veracruzana y la sensible solidaridad de decenas de miles
de veracruzanos que le agradecen haberlos formado, haber dado cabida
a sus hijos o nietos en sus programas formativos o haber recibido los
beneficios de sus actividades artísticas, culturales y de
vinculación social.
Si
la fuerza social que bulle en torno a la UV, si esa energía
desbordante que, pese a la lluvia, pudo sentirse ayer, si la
posibilidad de que esa masa de estudiantes, docentes, investigadores,
trabajadores y funcionarios puede convertirse en un movimiento más
demandante, no lo calibra adecuadamente el gobernador Javier Duarte
de Ochoa, se hará necesario y urgente que el gobierno federal
empiece a hacerse cargo de los problemas que no puede, o no quiere,
resolver el gobierno local.
Las
ausencias y las loables presencias en la marcha de la UV
Si
algo se pudo percibir en la magna manifestación de este jueves fue
la enorme distancia que ha puesto de por medio el sindicato académico
universitario (Fesapauv), me refiero a su dirigencia formal, cada vez
más repudiada en el seno de los docentes e investigadores a los que
dice representar.
Mientras
en todas las marchas regionales, incluyendo la de Xalapa,
contingentes del Sindicato Estatal de Trabajadores al Servicio de la
UV (SETSUV) estuvieron presentes, encabezados por sus líderes, no se
pudo ver lo mismo en el caso del Fesapauv, cuyo dirigente estatal, el
ingeniero Enrique Levet Gorozpe, prefirió mantenerse al margen de
una lucha que le compete.
Sí
participaron, y muy activamente, profesores e investigadores que se
agremian en el sindicato, que no han dejado de hacerlo en las tres
marchas universitarias protagonizadas en apenas 15 días para exigir
a Javier Duarte que cesen sus intentos por asfixiar a la UV y detenga
las hostilidades reiteradas en contra de la institución.
Pero
el Fesapauv se ha deslindado de una lucha que podría encabezar o, al
menos, acompañar, obligado porque la asfixia financiera de la casa
de estudios afecta directamente a sus agremiados. Cuando convocó a
una marcha, lo hizo para tratar de mitigar los efectos de la que se
realizó posteriormente, impulsada por maestros e investigadores que
no vieron actuar a su sindicato.
La
dirigencia del SETSUV, en cambio, tradicionalmente confrontada con
las autoridades universitarias en su lucha por mejoras salariales y
sociales para sus agremiados, ha actuado con más inteligencia que el
sindicato académico. Sabe que si no respalda a la institución en su
lucha con el gobierno estatal estarían en riesgo muchas de sus
conquistas laborales.
Papo
Levet, sin embargo, está más comprometido con el gobierno estatal
(del que ha recibido incluso beneficios políticos como la diputación
plurinominal en el Congreso del Estado, además de beneficios ocultos
por su participación en el consejo de administración del Instituto
de Pensiones del Estado), que con la Universidad Veracruzana, de la
que por su posición como líder sempiterno del Fesapauv ha logrado
enormes beneficios y prebendas.
Allá
él y su comité directivo. Para la comunidad universitaria y la
sociedad veracruzana ha quedado claro el mayor compromiso
universitario del SETSUV que del Fesapauv.
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