Sin
tacto
Por
Sergio González Levet
Más
del Reglamento
En México nadie comete una infracción… de la
misma manera en que en nuestras cárceles nadie es culpable.
Bueno, o dicho de forma más exacta: en México
nadie acepta que cometió una
infracción… de la misma manera en que nadie en nuestras cárceles acepta que es culpable.
Bueno, con una excepción, pues debo decir que
conocí en la cárcel de Misantla a una persona que sí aceptaba su culpabilidad,
aunque se decía víctima de una injusticia. Si me permiten la ocupada lectora y
el ocioso lector, se los cuento rápido: fue hace muchos años, cuando tuve un
amigo en prisión y lo visitaba con cierta frecuencia. En una de ésas me
presentó a una persona originaria Oaxaca y que estaba en proceso por haber
matado a un policía en su pueblo.
Mi amigo le dijo que yo era abogado y que tal
vez le podía ayudar si me contaba su asunto.
—Mire, joven —me empezó a relatar sus
cuitas—. Yo estoy preso aquí porque me eché a un polecía en mi pueblo, y eso lo reconozco, pero están cometiendo
conmigo una injusticia. Ya hace ocho meses que estoy en prisión y no veo para
cuándo se va a resolver mi asunto.
Yo traté de poner lo que consideraba una cara
de penalista experimentado, y le comenté, tratando de parecer muy interesado en
su asunto:
—Déjeme ver qué podemos hacer por usted,
sobre todo por el asunto de la injusticia que dice que están cometiendo contra
su persona. ¿Será acaso que existe una dispensa por el crimen que cometió?
—Dispensa, no —me contestó con todo aplomo—.
La verdad es que sí me lo eché, le vacié la pistola en plena plaza y delante
del pueblo, y fue porque me andaba queriendo sonsacar a una novia, y eso un
hombre como tal no lo tolera.
—¿Y la injusticia? —le dije.
—Ah, pues que como le dije, llevo ocho meses
en la cárcel, y yo considero que un polecía
de rancho como el que yo maté, pues ¡con unos tres meses ya estaba pagado!
Cosas de la percepción, que nos hacen ser
excesivamente misericordiosos con nosotros mismos como nuestro oaxaqueño, y si
le adjuntamos la costumbre de años de no respetar ningún reglamento de
Tránsito, cosas que nos llevan a considerar que cualquier multa que nos quiera
imponer la autoridad vial será injusta o excesiva.
Lo cierto es que en las próximas semanas en
que se aplicará rigurosamente el Reglamento de Tránsito -y hasta que todos se
acostumbren a la nueva normatividad- nadie que cometa una infracción en
Veracruz aceptará con mansedumbre la penalización, en especial en Xalapa, en
donde todos son influyentes y nadie transgrede la ley porque cualquiera considera
que porque vive en una ciudad culta, es culto también.
Por eso la autoridad deberá ser inflexible en
la aplicación de la ley, sobre todo la vial, para que no vaya a terminar
entrando en componendas con grupos que se sientan afectados porque ya no se les
perdonarán sus excesos y su falta de civilidad.
Aquí lo bueno es que Edmundo Martínez Zaleta ha
demostrado a lo largo de su carrera que sabe ser firme.
Twitter: @sglevet
Facebook.com/sglevet