Catarsis
Por
Elsa de León A.
Embarazo
adolescente en México
México ocupa el primer lugar en niñas embarazadas entre los
países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), según reporte de la Organización de la Naciones Unidas del
2013.
Según el reporte Maternidad en la niñez, del Fondo de Población
de las Naciones Unidad (UNFPA, por sus siglas en inglés), los países en
desarrollo presentan más probabilidades de que sus adolescentes se embaracen
debido a que pertenecen a los hogares con más bajos ingresos, tienen los
niveles más bajos de educación y viven en zonas rurales.
De acuerdo con este reporte, México actualmente tiene la tasa de
natalidad más alta en adolescentes y jóvenes de entre 15 y 19 años: 64.2 por
cada mil nacimientos, mientras que Suiza tiene la más baja, con 4.3.
En México esto se confirma con los datos que proporciona el
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). El promedio de hijos
nacidos vivos entre los grupos de edad de 12 a 19 años ha sido el más alto en
las últimas décadas. El promedio nacional se estima en 5.8%, y en estados como Chihuahua
y Baja California Sur rebasa los ocho puntos porcentuales.
Sin embargo, durante los últimos diez años todos los estados del
país han registrado un aumento de madres menos de 20 años.
Son muchos los factores que puedo mencionar, pero los
principales, como lo indica el Reporte en un principio, son las condiciones de
pobreza extrema, los niveles más bajos de educación y la vida en las zonas rurales,
pero hay que agregar la aceptación del matrimonio infantil por parte de las
comunidades y las familias, así como lo pocos esfuerzos de mantener a las niñas
en las escuelas.
En el Estado de Veracruz, se han hecho esfuerzos importantes,
tanto por parte del DIF estatal, como por parte de autoridades educativas.
Por parte del DIF estatal con el programa de Madrinas
Obstétricas en zonas rurales (para evitar muertes) y por parte del Cobaev en
todo el estado se han hecho esfuerzos importantes en llevar a los jóvenes
información a través de conferencias, en las cuales se les informa sobre varios
aspectos de su desarrollo y por qué no es conveniente que tengan relaciones a
tan corta edad, o se les insta a que lo hagan de manera responsable y tengan un
plan de vida.
Algunos aspectos que se les manejan son que su desarrollo físico
está en proceso. Otro aspecto es hacerlos reflexionar sobre sus prácticas,
sobre la posibilidad de que éstas conlleven riesgos, si no toman las medidas de
precaución oportunas, y también de que estos riesgos puedan afectar a terceras
personas.
Informar sobre la sexualidad no induce a los jóvenes a la
práctica sexual, como está reconocido por la propia Organización Mundial de la
Salud. La educación sexual no fomenta la precocidad de las relaciones ni la
promiscuidad, sino que potencia la reflexión y el análisis anticipado, lo que
evita el predominio de la acción irreflexiva sobre el pensamiento lógico.
Las medidas preventivas son importantes, pero muchas veces ni
los propios padres de familia las conocen.
No existe un método perfecto, pero sí existen muchos lo
suficientemente seguros como para que se pueda confiar en ellos. Todos tienen
sus ventajas y sus inconvenientes. La elección del más adecuado dependerá de
las necesidades y del tipo de actividad que tengan el muchacho o la muchacha.
Pero lo más importante y lo fundamental, es la comunicación que
se debe tener con los hijos en esta etapa, la orientación que los padres puedan
brindar de manera objetiva y precisa. Si no se logra esto, es conveniente
buscar ayuda profesional.
Sus amables comentarios a: edla_2013@icloud.com