LAS GOLONDRINAS DE CALDERÓN.
Por Uriel Flores Aguayo.
Xalapa Enríquez Veracruz., 23 de Agosto de 2012.-Si alguien dudara de que este sexenio
ya se acabó, si creyera que todavía tiene algo que dar, además de
pena, solo tiene que hojear los discursos de Calderón, para
concluir que se esta despidiendo todos los días, con nostalgia prematura,
en obsesivo auto reconocimiento y justificaciones de su Gobierno. El gran tema,
que por lo visto le quita el sueño, es el de su guerra al narcotráfico, el de
la violencia y la militarización del país. El problema de Calderón,
es que el quisiera terminar su administración con homenajes que nadie
le va a organizar, ser recordado por algo positivo que no aparece
por ningún lado; es al contrario, su legado, por decir algo, es de
fraude y muerte. Para los Mexicanos no tiene nada que ofrecer ya, salvo vergüenzas;
lo que le resta y viene haciendo, donde
si tiene control es en los acuerdos con los poderes facticos y con el
PRI; por supuesto que también tiene el dominio del PAN, partido huérfano de espíritu
y de futuro en el plano nacional.
Los "amarres" de Calderón, tienen
que ver con su sobrevivencia política, el cuidado de sus espaldas y un
relativo afán de continuismo por lo menos en
el ámbito de su partido. Sus operaciones incluyen obvios acuerdos con
el PRI, desde antes, candidatura de paja entre otros, asumir pago de cierto
costo político tomando medidas que bien le podría dejar a
la administración entrante, como el caso artero de MVS.
El único consuelo que le puede quedar a Calderón, es que su sexenio
es igualito al de Fox, completando ambos 12 años perdidos para la transición democrática de México.
Fracaso, más de lo mismo, continuismo, mismas prácticas con otras caras, mediocridad, corrupción,
desastre, decepción, nulidad, son algunos de los rasgos que definen y
quedarán registrados como recuerdo de los Gobiernos del PAN. Suena fuerte,
no hay de otra pero Calderón, significó una tragedia para los Mexicanos;
aunque lo parece no es exageración: muertes, violencia, inseguridad son su
sello de Gobierno. Nada mejoró, todo empeoró, no somos más democráticos,
las elecciones son turbias, el PRI puede regresar al poder, hay más pobreza,
él Estado es más débil, los poderes facticos se fortalecieron; ese es el
rostro verdadero del Calderonismo, eso es lo que nos deja, es su herencia.
Producto de un fraude termina como inicio: defraudando a los Mexicanos,
incluyendo a los miembros de su partido, que lo van a extrañar como pesadilla, después de
ver como aseguró en cómodas posiciones plurinominales a su familia,
amigos y cómplices.
Calderón, jugó con
fuego, se embarcó en una guerra loca que le costó la tranquilidad a
la mayoría de los Mexicanos, pero los estragos mayores
los están pagando las fuerzas armadas, desgastadas, con signos
alarmantes de complicidades y, por primera vez, cuestionados en su integridad y
eficacia. Metidos en un abismo se ve
algo difícil que puedan salir pronto y bien, porque no se sabe no se
comprenden las facilidades que le dieron a Calderón, los mandos militares
para que los desprestigiara de tan fea manera. Están violando
la constitución y, ahora, son parte del problema en lugar de
la solución.
Con y sin ellos, la sociedad sigue sufriendo los actos
criminales de bandas armadas que se han fortalecido al grado de controlar
territorios y hacer victimas, prácticamente donde quieren, a los
ciudadanos pacíficos. Al menos que asuman el llamado
"síndrome de Estocolmo", en unos meses los Panistas van a tener
que evaluar en frio a sus dos sexenios, especialmente al actual que
será el que entregue la banda presidencial a un partido distinto del suyo. No
se los deseo pero van a vivir un tiempo terrorífico, sin certezas de nada,
en la orfandad, depresivos, en fuga, conviviendo con traiciones y fugas. Tal
vez la única salida, su salvación moral y política, sea
la de expulsar a Fox y enjuiciar a Calderón, como criminal de guerra. Una
vez que se deshagan de los que solo llegaron por " chamba", los
oportunistas de sexenio, haciendo cuentas de los que queden con
cierta convicción, podrán iniciar una ruta de recuperación hacer
algo distinto en los ámbitos locales y esperar que en unos 50 años vuelvan
a Palacio Nacional. Independientemente de lo que resuelva el Tribunal
Electoral, órgano poco confiable, en cuanto a
la impugnación de la elección presidencial, la izquierda
mexicana debe hacer todo para mantenerse unida en sus partidos, liderazgos, base social y compromisos democráticos. Cuenta con
millones de votos que son voluntad de cambio verdadero, con presencia en
espacios de Gobiernos locales y de representación legislativa. Una
izquierda madura, renovada, comprometida y en movimiento le viene bien
al país, le da equilibrio a la política y puede ser contrapeso a
los intentos restauradores. En la unidad por ningún motivo se debe
omitir el respeto, respaldo y espacio para Andrés Manuel López Obrador, incansable
y autentico líder progresista. Si la izquierda sigue así, unida, si
se logra diferenciar de la clase política tradicional, si aporta
al país y mantiene una presencia real al lado del pueblo, tarde o
temprano, 2018, va a llegar a gobernar a México.
Recadito:
tengo el síndrome del “jamaicón”.