HORA
LIBRE
Álvaro Belin Andrade
El
gasolinazo va… con circo, pero va
No, de nada sirvió que la Conferencia
Nacional de Gobernadores (Conago) se reuniera este lunes temprano en Palacio
Nacional, con el secretario de Hacienda, José Antonio Meade. Tampoco, los
llamados previos (que fueron más impactantes que la sosa reunión de la que ni
siquiera hubo comunicado oficial) para que se buscaran alternativas al alza de
precios y así evitar el duro golpe a la economía de los mexicanos.
Tan débil era la
posición de los gobernadores que ni siquiera acudieron todos a la cita y
prácticamente fueron impelidos a no ofrecer ni la tradicional conferencia de
prensa al final de su reunión; fue la SHCP la que emitió un comunicado para
informar que las comisiones de Hacienda (presidida por el gobernador de
Querétaro, Francisco Domínguez) y de Energía (a cargo del gobernador campechano
Alejandro Moreno) de la Conago acordaron que se analizarán las condiciones para
generar nuevas inversiones en la cadena de los combustibles con el propósito de
reducir el costo del suministro. Como quien dice, pura faramalla.
Tampoco han servido
las masivas marchas de mexicanos, principalmente en el norte del país y en la
Ciudad de México, realizadas en medio del incendio avivado por organizaciones
vinculadas con el PRI que buscaron estigmatizar las movilizaciones con saqueos
que, según datos iniciales, significaron pérdidas por más de mil 200 millones
de pesos en apenas tres o cuatro días.
Y es que el presidente
Enrique Peña Nieto tenía ya preparada, para la mañana del mismo lunes pero en
Los Pinos, una verdadera mascarada, improvisada, discursiva e inútil, para
decir que el gasolinazo se mantiene (y ya viene febrero con más aumento),
aunque se destinarán recursos y programas de vigilancia para que no impacte en
los niveles de inflación, sobre todo en materia de productos básicos, que no
significa otra cosa que sacrificar a los pobres para que no se eleve la canasta
básica de otros pobres.
Hasta profirió la amenaza
de abrir el mercado nacional a productos básicos importados, para romper toda
posibilidad de que los productores agropecuarios puedan resarcir las pérdidas
por la elevación de los costos de producción mediante el aumento en sus precios.
Un
acuerdo sacado de la manga
Su pomposo Acuerdo para el
Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar, que debió
salir de los exangües cerebros de sus funcionarios antes o a la par del anuncio
del gasolinazo, no deja de ser una estrategia mediática a la que ahora ni
siquiera se sumaron todos los sectores empresariales, pese a que el compromiso
que este sector asume es el de no aumentar indiscriminadamente los precios de
bienes y servicios; al menos la Coparmex y empresarios veracruzanos no se unieron
al compromiso.
¿A qué se compromete
el gobierno de Peña Nieto? A impulsar las acciones que permitan mantener la
estabilidad de los precios de la canasta básica, así como vigilar y sancionar
cualquier abuso en los términos de ley; modernizar el transporte público y
facilitar la movilidad urbana; mejorar las condiciones de crédito a través de
la banca de desarrollo, y emprender las medidas que fomenten la inclusión laboral
de los grupos vulnerables.
Además, realizar una
campaña de información y facilitación para la entrega de recursos del sistema
de ahorro para el retiro a adultos de más de 65 años que no lo hayan recibido y
que tengan ese derecho; impulsar con los factores de la producción la
recuperación del poder adquisitivo del salario mínimo, y reforzar acciones en
favor de la libre competencia.
Este acuerdo que tan
poco respaldo recibió incluye el impulso de cuatro ejes rectores: proteger la
economía familiar; fomentar las inversiones y el empleo; preservar la estabilidad
económica, y preservar y fortalecer la cultura de la legalidad y el Estado de
Derecho.
En resumidas cuentas,
se trata de una torpe respuesta a la enorme inquietud que seguiremos mostrando
los mexicanos ante las repercusiones por el alza de las gasolinas. El programa,
que no tiene carácter coercitivo, salvo en la supuesta contención en el alza de
los precios de los productos básicos, y solo recomienda a los empresarios que no
incurran en un “incremento indiscriminado” de precios de bienes y servicios, no
tendrá ningún efecto real en los bolsillos de la población.
Por desgracia, el
gobierno mexicano está muy lejos de establecer un real programa de ajuste
económico que permita no solo enfrentar mediáticamente la creciente repulsa
popular a sus medidas fiscales, sino que prepare a todos los sectores para el
huracán que ya significa la política agresiva y antimexicana de Donald Trump,
que antes de tomar posesión como Presidente de Estados Unidos ya ha provocado
la cancelación de importantes inversiones extranjeras (no solo de empresas
norteamericanas sino también de otros países) y la caída del peso ante el
dólar, que ayer se cotizaba en cerca de 22 pesos.
Ya podemos ver que
2017 no solo será infernal para Veracruz, sino para todo el país y, por
añadidura, para nuestros paisanos en los Estados Unidos.
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