Al
estilo Mathey
* ¡ Qué
tiempos ¡
Gustavo
CADENA MATHEY
Buen
día apreciado lector:
Qué
tiempos tan complicados los que vivimos.
Tiempos
de irresponsabilidades, tiempos de gobernantes sinvergüenzas que por un lado
tranquilamente afectan la economía del pueblo pero no la propia, sabedores que
no tendrán castigo alguno.
Tiempos
de sociedades desesperadas y desconfiadas que agrupadas en mayorías anónimas ya
no creen en nada, no respetan a nadie pero en redes casi etéreas acusan,
señalan y sentencian sin prueba contundente, sabedores que la calumnia hará su
demoledor trabajo.
Tiempos
en serio que descomponen el alma y conducen a la desesperanza.
Envuelto
en tan desalentadoras abstracciones pero añorante de la buena lectura que desde
los tiempos de la Prepa inculcaron a mi grupo los maestros de la
Bachilleres Nocturna Acayucan, esos a los que hoy sí que se les evoca con
veneración, (como dice Edgar) maestros que sí sabían enseñar y motivar a sus
alumnos pese a sus míseros salarios, a propósito del hoy tan cuestionado tema
de la educación y su sostén oficial, acabo de tropezarme de nuevo con aquella
incomparable obra de la escritora norteamericana Janet Miriam Taylor Holland
Caldwell, mundialmente conocida como Taylor Caldwell y no me aguanté las ganas
de compartir con los lectores un párrafo de ese maravilloso libro “La Columna
de Hierro”, que en traducción de Enrique de Obregón, habla de Marco Tulio
Cicerón y el esplendor del imperio romano, trabajo en el que se describen las
notables diferencias entre lo que se enseña hoy y lo que se instruía antes.
Dice en una de sus páginas iniciales:
“Tulio
elevó la mirada al cielo y oró. Oró como los antiguos romanos, no pidiendo
riqueza ni lustre para su hijo, tampoco fama ni gloria, ni el agitar de
estandartes, no el poder imperial ni la lujuria de la ambición. Oró sólo para
pedir que su hijo fuera un hombre como en otro tiempo los romanos deseaban que
fueran los hombres, justos en su conducta, resueltos en la virtud, fuertes en
patriotismo, de ardiente piedad, animoso en la adversidad, de temperamento
pacífico pero no servidor secreto de causas equívocas, protector de los
débiles, prudente en sus decisiones, anhelante de justicia, moderado y
honorable. Tulio ofreció su hijo a Dios, suplicando piedad para él y que lo mantuviera
a salvo del deshonor y la codicia, la crueldad y la locura, que no evitara el
combate pero que sólo se dispusiera a entrar en él en nombre de la justicia, y
que no temiera jamás a ningún otro hombre ni a nada más que a aquel o a aquello
que pudiera manchar su alma. Y rezó como los padres rezaban antes y se sintió
confortado”.
Ruego
al lector haga su parte, empiece a olvidarse de la tele, rescate los buenos
libros y compártalos con sus hijos, sobrinos y nietos y juntos sembraremos una
semilla de buena esperanza para las generaciones que siguen.
SOBRESALIENTE
Tiempos también de poca solidaridad con
nuestros semejantes, por eso es de destacar y reconocer el trabajo de mi
paisana la joven Gabriela González Pita.
Hija de dos grandes amigos, gente
trabajadora, esforzada que siempre trata de hacer el bien.
Gabi además de ser profesora y coordinar a
jóvenes de la sección 32 del SNTE en el sur, labores que no descuida, es
una entusiasta priísta y bien harían en su partido en jalársela para tareas de
dirigencia de las Mujeres Jóvenes de eso que llaman ONMPRI. Ella ha demostrado
lealtad pues la han querido llevar a otros partidos y sólo se ha dedicado al
tricolor, trabajando en proyectos de mujeres jóvenes durante tres años.
No por nada durante el periodo de Sheila
Flores la anterior dirigente, la nombraron coordinadora de organización del
comité estatal. Incluso en 2013 fue diputada del Parlamento Juvenil
"Moviendo a Veracruz Adelante" y ha apoyado programas de becas y
salud para muchas mujeres, entre otros, el importantísimo de la la prevención
contra el cáncer de mama.
Pues
aquí les presento a una acayuqueña gran prospecto de servidora honesta y
dinámica.
Tenga
el lector un grandioso día.