Desde la esquina
Revisión al Reglamento de Tránsito
POR
RAYMUNDO LEÓN
Jesús Alberto Velázquez Flores se suma a los
reclamos contra el Reglamento de Tránsito. El diputado presidente de la
Comisión de Desarrollo Social, Humano y Regional del Congreso del Estado
exhorta al gobernador del estado a realizar de manera inmediata una revisión a
fondo del monto de las infracciones así como de la redacción de los artículos
contenidos en el Reglamento de la Ley de Tránsito y Seguridad Vial para el
estado de Veracruz. La finalidad es que, sin mayor demora, se ordene la
reducción de las mismas y la debida redacción de los artículos.
Mediante un anteproyecto de punto de acuerdo,
el legislador perredista recuerda que el Reglamento de Tránsito para el estado
ha recibido innumerables críticas y protestas por las multas excesivas con las
que se pretende sancionar a los automovilistas y que por ello autoridades
municipales se han pronunciado en contra de aplicar este reglamento en sus
municipios.
En el documento, el legislador supone lo que
también todos los ciudadanos suponen: que la intención real del Reglamento de
Tránsito debe ser la de prevenir y disminuir los accidentes vehiculares, los
cuales en muchas de las ocasiones han cobrado vidas, lastimado a familias
veracruzanas y ocasionando daños materiales; “por ello, debe buscarse sancionar
los malos hábitos que se tienen al conducir y castigar a aquellos que abusan de
la velocidad o del alcohol mientras conducen”. El pueblo veracruzano, indica el
congresista, se ha manifestado no en contra del castigo a conductas que ya se
mencionaron, no está en contra de los lineamientos y de la educación vial, pero
sí en contra de esas multas que lesionan severamente la economía veracruzana y
que para la mayoría de la población representan un exceso.
El Reglamento de Tránsito es para el
legislador un instrumento recaudador en el que popularmente se conoce como “el
año de Hidalgo" para que el pueblo pague la quiebra que el gobierno no ha
podido evitar.
Para Jesús Alberto Velázquez Flores (y para
muchos veracruzanos) las multas son impagables y violan incluso la Constitución
política que establece que nadie puede ser sancionado con una multa mayor del
importe de su jornal o salario de un día. Por ello, afirmó el legislador, “el
Partido de la Revolución Democrática se pronuncia en favor de la legalidad y el
apego a los derechos de la ciudadanía contemplados en la Carta Magna; por esta
razón, los perredistas no avalamos de ninguna forma disposiciones que pretendan
abusar de la ley perjudicando a los veracruzanos”.
Puertas
abiertas en la SEV
Por falta de pago de adeudos que se mantienen
con el sector magisterial, varias decenas de profesores se manifestaron la
semana pasada ante las puertas de la dependencia educativa para exigir ese
pago.
Ante los hechos, se afirma que Xóchitl Adela
Osorio Martínez, secretaria de Educación de Veracruz, así como el resto de
funcionarios de esa dependencia mantienen abierta la vía del diálogo con los
representantes sindicales con la finalidad de escuchar las demandas y arreglar
los problemas que se presentan diariamente con los docentes veracruzanos.
El día de la protesta, por ejemplo, las
inconformidades que los maestros plantearon al personal de Oficialía Mayor
fueron escuchadas, debidamente enlistadas y transmitidas a la Secretaría de
Finanzas y Planeación.
Por su parte, la secretaria de Educación,
Xóchitl Adela Osorio Martínez, destaca que se han tomado al pie de la letra las
instrucciones giradas por el gobernador Javier Duarte con el propósito de que
los trabajadores de la educación cuenten con los respectivos pagos en breve.
Que se
iría Hipólito
¡Quién sabe qué tanta verdad haya! Aseguran
que en la cúpula de la iglesia católica se habla o se hablaba del cambio del
arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios. Es que, indican, logró dividir
mucho a la población al criticar a las personas con tendencia sexual diversa y
a las madres solteras, entre otras críticas a sectores poblacionales, e incluso
habría olvidado que el país es una república laica. Los mensajes enviados
durante varias semanas por el arzobispo, se dice, tienen muy poco de amor
cristiano y mucho de homofobia que violenta a un amplio sector de población.
Preocupadas por la situación, las autoridades
clericales habrían solicitado al arzobispo de Xalapa moderar el mensaje de sus
homilías para no ocasionar mayor revuelo. Es por ello, indican, el cambio de su
discurso dominical que se restringe a la palabra de Dios y que “no da nota”,
según dicen algunos comunicadores.
El arzobispo de Xalapa, cuentan quienes
saben, está aún bajo la mira de máximas autoridades eclesiásticas que no
confirman ni desmienten la versión de cambio que corre como rumor entre los más
enterados de la arquidiócesis de Xalapa.
En los próximos días o semanas se podría dar
el cambio del cual se habla, a menos que, como dicen, al arzobispo recomponga
el camino y no divida más a la población.
Por cierto que, viendo las cosas que se dan
en la iglesia católica actual es imposible no recordar las que se vivieron
durante la intervención francesa en México.
Cuenta la historia que a principios de
diciembre de 1864, Francisco Meglia, el nuncio apostólico, exigió a Maximiliano
de Habsburgo regresar a la iglesia sus propiedades, restituir las órdenes
clericales, la libertad absoluta de los obispos para todas las funciones que
sentían que tenían encomendadas frente a la sociedad y mantener sus privilegios
como corporación. Maximiliano no sólo no regresaría las propiedades de la
iglesia sino que exigía que las rentas de lo que había nacionalizado Juárez
pasara a formar parte del estado, además que tenía la intención de convertir a
los ministros de culto en funcionarios civiles asalariados por el gobierno y
aceptaba que el catolicismo era la religión más importante del país, pero sin
menoscabar la existencia de otras. Las relaciones entre la iglesia católica
mexicana y Maximiliano eran muy tirantes.
En una carta, Carlota Amalia contó a la
emperatriz Eugenia de Montijo que quizás la parte más dura y menos agradable de
México era el clericalismo. La emperatriz de México decía en la epístola que
era una iglesia a la que había que volver a catolizar, que los sacerdotes
estaban muy preocupados por los diezmos, las primicias, las subvenciones y por
los puestos que tenían dentro de la política y muy poco preocupados por la
labor pastoral y por sus funciones frente a los feligreses. Por ello, Carlota
decía que el catolicismo mexicano era un catolicismo mediocre.
El nuncio Francisco Meglia no aceptó ninguna
de las propuestas de Maximiliano y Carlota queriendo intervenir para sosegar
los ánimos, el 24 de diciembre tuvo una reunión con el nuncio. Carlota Amalia
dejó escrito que ese día supo lo que era el infierno, el enfrentarse a una
persona en un callejón sin salida a la que todo se le resbalaba como si fuera
mármol pulido. La historia asegura que frente al mariscal Achille Bazaine,
Carlota afirmó de Francisco Meglia: “A este señor habría que tirarlo por la
ventana”.
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