Sin
tacto
Por
Sergio González Levet
Diálogos
electorales
—Yo la verdad no voté por la candidata,
aunque si recibí unas despensas y hasta un apoyito en dinero el mero día de la
elección —la mirada de la mujer del pueblo (edad indeterminada, rebozo, peinado
de cola, zapatos de plástico) se desvía, nerviosa, hacia los lados y hacia
atrás—. Lo de las despensas y el dinero fue porque llevé a mis chamacos y a mi
esposo a dos mítines en el puerto de Veracruz y a tres en Xalapa, de apoyo a
los candidatos del PRI. Pero la verdad es que la que fue alcaldesa siempre me
ha caído mal, por creída y por sangrona. Nomás nos miraba por encima del hombro,
y nos saludaba sin ganas y sin voltearnos a ver la cara. Así cómo quiere que
una las quiera… (al transcribir lo grabado, me doy cuenta de que ella nunca me
especificó si se refería a Carolina Gudiño o a Elízabeth Morales, pero
considero que la perspicaz lectora y el suspicaz lector tendrán elementos para
determinar a cuál de las dos era).
—Ora sí que nos fue re mal a los operadores
políticos con esta elección. Fíjese, no hubo casi nada para repartir durante
las campañas, y el día de la elección parecía que fue un día como todos: ya no
nos convocaron para que hiciéramos un carrusel o un ratón loco; ya no nos
mandaron a comprar votos, y menos nos dieron dinero en efectivo como antes (me
quedé con las ganas de hacer el cuartito que le falta a mi casa); ya no nos pidieron,
vaya, que operáramos como siempre lo habíamos hecho en el bendito Día D. De
plano nos hicieron a un lado, y como casi todos los candidatos ganaron, ahora
dicen que no servimos para nada.
Pero lo cierto es que la gente fue a votar por
el partido gracias a nosotros los operadores. Aunque no nos dieron lana, todos
fuimos a las colonias y a los barrios, a los poblados y a las congregaciones, a
convencer a los votantes. Si no hubiera sido por eso, los jefes estarían
ahorita lamentando la derrota. Por eso para la próxima elección vamos a pedir
que sí nos den recursos, porque ni modo que convenzamos de saliva otra vez. De
algo tiene que vivir la gente… y nosotros.
—La estructura del partido está cada día más
fuerte —la mirada de satisfacción del funcionario priista se acopla con el
triunfo mayoritario obtenido el domingo 7—. Nuestros cuadros y nuestros
militantes demostraron su lealtad y nos apoyaron a la hora de ir a las urnas.
Por eso se ganó, aunque prácticamente no hubo campañas por eso de los nuevos
lineamientos electorales del INE. Si nuestros candidatos no hubieran contado
con nuestros seccionales, con nuestros comités municipales y con la sapiencia
de los miembros del comité electoral, seguro que hubieran perdido, y feo.
—¡Qué partido ni qué nada! —resopla el
candidato ganador—. Esta votación la gané yo solito, con el grupo de
especialistas que contraté y con los recursos que pude arrimarme de parte de
empresarios y funcionarios amigos. Si me hubiera atenido a los apoyos
partidistas, ahorita estuviera llorando mi derrota….
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