HORA LIBRE
Álvaro
Belin Andrade
Coatepec, industrias e inmobiliarias contaminantes.
Aunque
el exalcalde Roberto Pérez Moreno (quien andaría prófugo de la justicia) no
concluyó su proyecto de dotar de agua potable a áreas de desarrollo
inmobiliario en que se le señalaba como inversionista, lo cierto es que el
municipio de Coatepec ha sido, junto con el de Emiliano Zapata, los polos de
atracción de empresas constructoras locales y nacionales que han convertido
cafetales y cañaverales en unidades habitacionales y fraccionamientos, muchos
de los cuales no cuentan con servicios como drenaje y agua potable.
Gracias
a la crisis de la cafeticultura, hace cinco años que las empresas inmobiliarias
(aprovechando la desesperación de los campesinos) han adquirido terrenos
agrícolas a muy bajo precio, lo que ha permitido que, tan solo en la región de
Coatepec, de 14 mil hectáreas que eran dedicadas a la producción del aromático
hoy sean menos de 4 mil, reduciendo el área productiva en casi el 70 por ciento.
En
medio de áreas de cultivo de caña de azúcar, que fue el primer depredador de
los cafetales y ha transformado los registros medioambientales que eran
tradición de esta zona, crecen casas de interés social, viviendas de nivel
medio e, incluso, fraccionamientos residenciales, que han encarecido el suelo y
convertido los antiguos canales de riego y riachuelos en vertederos de aguas
negras, porque en muchos desarrollos inmobiliarios no hay drenaje e, incluso, ni
servicio de limpia pública.
A
la gravedad de las fuertes presiones poblacionales sobre áreas agrícolas, que
habían servido como zonas de amortiguamiento medioambiental, hoy se suman dos
empresas trasnacionales que funcionan desde hace mucho tiempo, Embotelladora
Coca Cola y Nestlé, quienes además de utilizar importantes cantidades de agua
con concesiones prácticamente gratuitas y generar malestar en la población por
la inminente construcción de un gasoducto al que se han opuesto vecinos de La
Orduña, hoy son acusadas de verter sus residuos en el río Consolapa.
Contra
este último punto, la primera afectación para miles de familias que se han
sumado a la población original de La Orduña, Puente Seco y Campo Viejo, entre
otras colonias y pequeñas comunidades, es el persistente mal olor de las aguas
negras que invade grandes extensiones, sin que las autoridades medioambientales
hayan hecho nada por investigar el origen de la polución.
Desechos de Coca Cola y
Nestlé, sin control
Ambas
empresas trasnacionales tienen en el agua su mejor negocio. Sin aportar un solo
peso al Ayuntamiento de Coatepec, cada año –con autorización de la Comisión
Nacional de Agua– la empresa suiza Nestlé, productora de lácteos, explota 6.4
millones de metros cúbicos de agua, en tanto que Coca Cola utiliza poco más de
un millón de metros cúbicos, buena parte de los cuales los vende en bebidas
edulcoradas y de agua purificada que, por lo demás, inundan los basureros de
botellas de PET.
Para
colmo, tampoco paga por sus descargas residuales a la Comisión Municipal de
Agua y Saneamiento (CMAS) de Coatepec, organismo que desconoce si antes de ser
derivadas al río Consolapa han pasado por una planta de tratamiento.
El
director del organismo, José Altamirano Sánchez, declaró recientemente a la
prensa que por más intentos que ha
realizado porque Coca Cola y Nestlé paguen el consumo de agua que hacen del
suelo de Coatepec, ha sido imposible, debido a que cuentan con permisos y
concesiones autorizadas por la Comisión Nacional del Agua (CNA), que les
permite ocupar la cantidad de agua que requieran.
Según el funcionario
municipal, ninguna de las dos empresas está conectada a las redes de agua
potable y drenaje, debido a que cuentan con pozos dentro de sus instalaciones,
de los que obtienen el suficiente líquido para realizar la producción de sus
plantas, mientras que las aguas residuales, de las que dijo desconocer la
cantidad y si son tratadas, son tiradas al río Consolapa, por lo que tampoco
requieren de la red de drenaje del municipio.
¿Cuáles son los
beneficios para los coatepecanos derivados de la operación de ambas empresas,
dejadas a la mano del patrón por parte de las autoridades federales y
estatales? Las mismas que pudiera dejar la empresa cementera instalada en
Mahuixtlán: empleos mal pagados, jornadas laborales extenuantes, riesgos
sanitarios y la amenaza latente de despido.
Tanto en una como en
otra empresa, la existencia de población expulsada del campo con necesidad de
contar con un empleo, aunque sea de mala calidad, presiona a los obreros y
empleados contratados a rendir más de los estándares normales. Los supervisores
están permanentemente vigilándolos y presionándolos con que pueden integrar la
próxima lista de despidos si no ponen más de su parte, aunque los salarios
permanezcan igual. En el caso de la Coca Cola, los repartidores sufren un
fenómeno de mayor rotación, sin embargo, eso mismo se observa en las demás
áreas porque la patronal no quiere que adquieran derechos de antigüedad. Los
contratos de 3 a seis meses cada vez menudean.
Si las cosas son así,
si las empresas que vienen a invertir a Veracruz no se preocupan por la
seguridad laboral de los trabajadores ni en evitar catástrofes ambientales como
las que pueden generar en poco tiempo, más valdría que se fueran a otras
entidades.
El gobierno estatal
solo aspira a reflejar cifras y estadísticas positivas en materia de inversión
nacional y extranjera; para ello, concede todas las garantías para que se
instalen, les dota de infraestructura, les baja los impuestos y les deja hacer
lo que quieran aunque en ello vaya en entredicho la seguridad ambiental y
laboral de los veracruzanos.
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