HORA LIBRE
Álvaro Belin Andrade
El oportunismo de Miguel
Ángel Yunes
A
los pretendientes panistas a la minigubernatura, que se diputará en 2016 para
suceder a Javier Duarte de Ochoa, les urge salir a la palestra pública con
mensajes sensacionalistas, con discursos incendiarios que ocupen los
principales titulares de los periódicos, portales informativos y medios masivos
de comunicación.
Uno,
Juan Bueno Torio, está saliendo del Congreso de la Unión; al otro, Miguel Ángel
Yunes Linares, le urge que pasen rápido los 12 días que restan para tomar
posesión en San Lázaro.
Solo con propuestas altisonantes o críticas
feroces pueden hallar espacios gratuitos en la prensa veracruzana, porque sus
peroratas han tenido poco eco en la nacional, donde cuesta más trabajo y dinero
convencer a los editores.
Por
eso, los panistas aprovecharon San Lunes para hacerse de notoriedad. Ambos
aprovecharon la información ofrecida por el gobernador Javier Duarte de Ochoa a
las 7 de la mañana en una conferencia de prensa inusual por su contenido: el
monto de la deuda pública. El segundo dio más resonancia al tema de la
seguridad, pero también golpeó por el lado de la deuda.
Para
Bueno Torio, que buscará vencer a Yunes en las primarias panistas para obtener
la candidatura en 2016, la deuda de Veracruz es mayor de lo que señaló Duarte,
quien dijo que es de 44 mil 470 millones de pesos (reunida la estatal y la de
los municipios). Dijo que, según sus cuentas, es del doble, porque el
gobernador no mencionó los pasivos con prestadores de servicios y contratistas.
Lo
cierto es que Duarte sí mencionó ese tema aunque no lo precisó porque, según
él, es muy fluctuante: cada día se adquieren nuevos pasivos y, al mismo tiempo,
se disminuyen otros, derivado de los calendarios de pagos.
Por
su parte, y luego de acudir a un desayuno con la rectora Sara Ladrón de
Guevara, Miguel Ángel Yunes convocó a conferencia de prensa en que hizo énfasis
en la situación de violencia que aqueja a Veracruz, aunque no dejó de tocar
(destinando un tiempo similar: 13 minutos) el asunto de la deuda pública.
Las propuestas
desmedidas
Diputado
federal electo por la vía plurinominal, Miguel Ángel Yunes Linares parece haber
obtenido la venia del nuevo dirigente panista, Ricardo Anaya Cortés, quien había
ganado la víspera sobre el senador Javier Corral, de iniciar su camino rumbo a
los comicios locales de 2016.
En
su conferencia de prensa anunció de hecho que haría mucho ruido en la Cámara de
Diputados, a partir de este primero de septiembre, sobre los casos de
corrupción, endeudamiento y violencia que afectan a Veracruz.
Es
cierto que se requieren voces críticas en el Congreso de la Unión que hagan
voltear los ojos de la opinión pública nacional sobre lo que sucede en
Veracruz, no solo en el tema de la violencia contra los periodistas. El
problema es que Yunes Linares ha mantenido su perfil pendenciero, el ímpetu
golpeador que nubla la razón, el que lanza la andanada del pugilista en lugar
de aplicar la estrategia meditada y con más posibilidades de efectividad.
El
lunes, por ejemplo, prometió impulsar una comisión especial para analizar el
caso de Veracruz y su gobierno en cuanto a las finanzas públicas, y proponer la
designación presidencial de un comisionado especial, como ocurrió en Michoacán,
para atender la creciente violencia, tema este último en el que ha insistido y
que difícilmente conseguirá.
Y
es que Veracruz está lejos de la situación de absoluta ingobernabilidad que
guardaba el estado del Pacífico. Eso no quiere decir que la violencia no sea
grave en el solar jarocho, el problema es que Yunes Linares extrapola tan
grotescamente los términos que él mismo sabe que no pasará de la pantomima
publicitaria.
Para
justificarlo recurrió a datos de 2011 cuando, efectivamente, Veracruz fue el
escenario y el abastecedor de cadáveres de las bandas criminales que
enfrentaron una guerra cruenta por posesionarse de tan importante enclave para
sus negocios.
Pero
hizo una extraña comparación por lo que implícitamente concede: del último año
de Fidel Herrera (su archienemigo) al primero de Duarte, los homicidios
crecieron en más del 100 por ciento, según datos del INEGI.
Y
sí, en las cifras oficiales así aparece, aunque Yunes debe recordar que por
ejemplo el secuestro fue la peor plaga durante el fidelato y, sin embargo, en
las cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública lo reportado por la
entonces Procuraduría General de Justicia fue de menos de 10 al año e, incluso,
en 2009 aparece con cero secuestros. No se explican esas cifras cuando el
propio Fidel Herrera creó un fondo para el pago de los rescates.
Su
pariente, el senador Héctor Yunes Linares, por ejemplo, ha insistido en que el
gobierno federal envíe, y lo más pronto posible, a la gendarmería para
fortalecer las acciones de prevención y combate a las bandas criminales en
puntos calientes del estado como Poza Rica e, incluso, la zona de
Córdoba-Orizaba.
Y
efectivamente, si no son suficientes los efectivos estatales y los que han
mandado las fuerzas federales, habrá que solicitar la intervención del cuerpo
de élite, y no un Alfredo Castillo que, como ya sabemos, ennegreció el panorama
michoacano, de donde lo sacaron para ir a dirigir la Conade.
Que
su propósito es más bien político, no cabe duda. Su propuesta para crear una
comisión del Congreso de la Unión para revisar el endeudamiento de Veracruz
también peca de insolvente. Bueno fuera que la Cámara de Diputados tuviera esas
atribuciones: habría contenido el sobreendeudamiento de las entidades con más
riesgo.
Según
la SHCP, las entidades con mayor deuda como porcentaje del Producto Interno
Bruto (PIB) estatal son: Chihuahua (8.6%), Quintana Roo (8.3), Coahuila (6.5) y
Chiapas (6.1). A ellas les siguen: Nayarit (5.5), Nuevo León (5.0) y Veracruz
(4.4 por ciento).
Ya
sabemos que la SHCP tiene muy bien establecido el nivel de deuda pública de
cada estado y municipio del país, y el propio secretario Luis Videgaray señaló
que la deuda de los dos niveles locales de gobierno no representa un problema
para las finanzas públicas: “El país tiene un bajo nivel de
endeudamiento estatal y municipal como porcentaje del Producto Interno Bruto”.
También afirmó que la deuda que han
alcanzado los gobiernos locales no es un asunto que presione las finanzas de
México, aunque sí llama la atención la velocidad a la que se han endeudado los
estados y municipios en los últimos años.
Parece
claro que el gobierno federal tiene bien medido el problema. Según Videgaray,
en el periodo 2008-2013 la deuda estatal y municipal del país pasó de ser
equivalente al 1.7 por ciento del PIB a 3.1 por ciento, un nivel por debajo del
registrado en otros países como Argentina, donde es 7 por ciento del PIB;
Brasil, que registra 12 por ciento, y Estados Unidos, 18 por ciento.
Si nos
atenemos a las iniciativas presentadas por el presidente Enrique Peña Nieto,
con las que se exigirá mayor transparencia en el registro de la deuda y en las
condiciones de la contratación de los créditos de los gobiernos locales, la
propuesta de Yunes Linares parece más un fuego de artificio que una idea que pueda
ser acordada de manera paralela a los mecanismos que, ya sea en esta o en la
Legislatura que entra el primero de septiembre, sean discutidos y aprobados.
En todo
caso, lo que sí podría impulsar es que la Auditoria Superior de la Federación,
un órgano de la Cámara de Diputados a la que él se integrará el 1 de
septiembre, sea más sólida en sus observaciones, y propugnar por que tenga más
atribuciones fiscalizadoras e, incluso, punitivas, para atacar la corrupción
que es tan evidente en el gobierno de Javier Duarte de Ochoa.
Pero a
Miguel Ángel lo que le urge es ganar los reflectores y, en ese contexto, cómo
le pedimos que medite más su discurso crítico.
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