HORA
LIBRE
Álvaro Belin Andrade
Violencia
y pobreza, los legados
En el trabajo periodístico de análisis,
muchas veces se escribe con base en percepciones, en datos sueltos, en noticias
que se acumulan para darnos una fotografía más o menos completa de lo que
sucede en la realidad.
Y esas percepciones, muchas veces, son
más reveladoras, más justas, más precisas, al menos si las comparamos con los
datos oficiales, con los discursos políticos o con los silencios que se
prolongan como si no ocurriera nada.
En el caso de Veracruz, dos temas nos
desvelan: la inseguridad y el desastroso estado de las finanzas públicas.
Sobre el primero, mientras que las
dependencias estatales y federales de seguridad pública apuntan a que los
índices delictivos han bajado (incluso si nos atenemos a las cifras del Sistema
Nacional de Seguridad Pública que, por otra parte, se generan en la Fiscalía
General del Estado), los veracruzanos observamos un renacimiento de la
violencia criminal y oficial.
Los homicidios, las ejecuciones
tumultuarias, los abusos policiacos, las desapariciones, los secuestros, la
aparición de cuerpos de personas que han sido torturadas antes de ser
asesinadas y los robos con violencia se están convirtiendo en algo rutinario,
pese a lo cual no deja de inquietar sobradamente a los habitantes de varias
regiones de la entidad.
A la violencia centrada en Poza Rica, la
zona conurbada de Veracruz-Boca del Río y Minatitlán-Coatzacoalcos, le ha
seguido en peligrosidad la ola de violencia desatada en el corredor industrial
de Córdoba-Orizaba, y se ha mantenido en Xalapa-Coatepec, en la región de la
Cuenca del Papaloapan y en Los Tuxtlas.
No hay, por parte del Consejo Estatal de
Seguridad Pública, a cargo de Juan Antonio Nemi Dib, un esfuerzo informático y
de transparencia que nos permita conocer los focos rojos de la violencia en
cada una de las regiones y municipios de la entidad.
Esa información sistematizada no solo
sería un excelente insumo para el trabajo periodístico; también, para que la
población esté alerta sobre los grados de violencia en sus comarcas y pueda
tomar las medidas mínimas para protegerse, a nivel personal, familiar y
comunitario.
No podemos señalar exclusivamente al mal
trabajo de seguridad pública estatal. En el ámbito federal, las corporaciones
policiacas, preventivas y de investigación, han mostrado graves deficiencias. Y
no solo se trata, en ambos niveles de gobierno, de ineficiencia e incapacidad
para prevenir los delitos y perseguir a los delincuentes; también han mostrado
vínculos persistentes con las bandas criminales.
Todo ello nos deja a los ciudadanos el
único recurso de crear los mecanismos que nos permitan, mediante alertas y
solidaridad, evitar ser víctimas de los delincuentes.
El gobierno del estado no debería esperar
a tratar de desactivar los grupos comunitarios de autodefensa: debería
empoderar a los ciudadanos mediante conocimientos científicos y experiencia
probadas sobre lo que debemos hacer para evitar ser las siguientes víctimas, y
no con recomendaciones impregnadas de sorna como las que hace unos meses hizo
Arturo Bermúdez Zurita, titular de la SSP, de comprarnos un perro, poner cercas
electrificadas, instalar sistemas de videovigilancia y, acaso, contratar a
guardias de seguridad privada.
Aunque el gobierno estatal ha divulgado
supuestos programas de proximidad de la policía estatal con los vecinos, lo
cierto es que no se ha hecho el trabajo serio y planificado para hacerlo
posible.
Saldar el compromiso solo con rondines
policíacos, charlas en escuelas, conferencias y discursos no sirve para nada;
lo que hace falta es regionalizar, establecer rutas precisas de atención a los
afectados y de contención de los delincuentes, y generar estrategias serias de
colaboración entre ciudadanos y cuerpos policiacos que permitan una
comunicación efectiva e inmediata para atender los casos delictivos.
Que las patrullas circulen sin ton ni son
por las calles de la ciudad lo único que genera es un enorme gasto en compra de
vehículos, contratación de efectivos y combustibles.
Por eso hacen falta expertos en áreas de
ciencias sociales, comunicación humana, psicología, urbanismo y cartografía,
entre otros, y no solo policías expertos en activar sus armas.
Si la Comisión Estatal de Seguridad
Pública no solo se enfoca en la administración de los recursos del Subsidio
para la Seguridad en los Municipios (Subsemun) y, en cambio, amplía su espectro
para dar soporte científico a la prevención del delito, todos podríamos ganar.
La policía estatal podría atender prioritariamente los focos rojos de la
violencia criminal y no gastar millones de pesos en combustibles.
Por supuesto, también se requeriría un
trabajo igualmente fuerte en la vigilancia y control de los propios elementos
policiacos. Ya hemos visto cómo en varias regiones, todo mundo sabe quiénes son
los delincuentes y qué hacen, menos la policía, lo que no solo debemos atribuir
a ineficiencia sino principalmente a complicidad.
Más deuda pública y
menos desarrollo
En
la anterior Hora Libre esbozamos la
situación que han vivido las finanzas públicas desde el gobierno de Miguel
Alemán Velasco, el primero en la historia en legar una fuerte deuda estatal.
Manejamos
algunos datos que constan en documentos oficiales, y otros que se han mantenido
en el ámbito de la secrecía, particularmente en las administraciones de Fidel
Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa.
Hilario
Barcelata Chávez, quien tiene a su cargo el Observatorio de las Finanzas
Públicas en la Facultad de Economía de la Universidad Veracruzana, nos ha
desvelado datos precisos en su reciente artículo “Más deuda, menos crecimiento
y más pobreza”.
En
él señala que un mayor endeudamiento no necesariamente tiene su correlato en un
mayor desarrollo, lo que nos hace pensar en que la adquisición de compromisos
financieros por parte del gobierno estatal no ha sido para la inversión
productiva. Los recursos obtenidos mediante abultados créditos bancarios
pudieron, entonces, haber sido destinados al financiamiento electoral, al gasto
corriente, a fortalecer las fortunas personales de los funcionarios, pero de
ninguna manera a atender los graves problemas de la entidad. Cito textualmente:
“Durante
el gobierno de Patricio Chirinos (1993-1998) en que la deuda se redujo, la
economía creció 182.7% durante todo el periodo. Con Miguel Alemán el
crecimiento económico fue de 136.5% con un endeudamiento muy moderado que hizo
crecer la deuda en 3,500 mdp”.
Luego
se refiere a esa etapa negra que ha vivido Veracruz en los últimos diez años:
“En
el periodo gubernamental de Fidel Herrera el crecimiento de la producción se
redujo considerablemente pues sólo alcanzó un valor de 34.1% coincidiendo con
un muy elevado incremento de la deuda pública la cual aumentó en 17,971 mdp.
“Finalmente
durante el gobierno de Javier Duarte mientras la deuda se dispara con un
aumento de casi 40 mil mdp el crecimiento de la economía es el más bajo de los
cuatro periodos analizados, siendo tan sólo de 12.6%.”
Y
establece:
“La
deuda pública si bien ha servido para incrementar el gasto público no ha sido
útil para impulsar el crecimiento económico. Y los gobiernos que han incurrido
en menor endeudamiento han alcanzado mejores resultados en términos
económicos”.
El
economista Hilario Barcelata Chávez habla también del crecimiento del ingreso
promedio por persona en los últimos cuatro gobiernos. Con Patricio Chirinos, el
ingreso por persona se incrementó en 170 por ciento; en el de Miguel Alemán,
165%; con Fidel Herrera, 55% y con Duarte sólo 14.8 por ciento.
“Lo
anterior permite concluir que la deuda no ha sido útil para el desarrollo
económico del estado y por el contrario puede afirmarse que se ha convertido en
un obstáculo para la producción productiva y la reducción de la pobreza”.
Lo que dice al final de su artículo no tiene
desperdicio. Barcelata señala:
“Peor que un gobierno corrupto, es un gobierno
cuyos funcionarios son corruptos (…) no sólo saquean los recursos públicos
presentes impidiendo que puedan ser utilizados para el desarrollo, sino que, a
través de la deuda, también nos despojan de recursos futuros dejándonos pobres
y con una enorme deuda por pagar”.
Más claro, ni el agua.
Cuadro: Comportamiento deuda pública-desarrollo
económico en los últimos cuatro gobiernos estatales
Gobernador
|
Deuda
pública (millones de pesos)
|
Crecimiento
económico
|
Ingreso
promedio por persona
|
Patricio Chirinos Calero
|
---
|
182.7%
|
170%
|
Miguel Alemán Velasco
|
3,500
|
136.5%
|
165%
|
Fidel Herrera Beltrán
|
17,971
|
34.1%
|
55%
|
Javier Duarte de Ochoa
|
40,000
|
12.6%
|
14.8%
|
Fuente: Barcelata Chávez, Hilario. Observatorio de las Finanzas
Públicas. Facultad de Economía. Universidad Veracruzana. Agosto de 2015.