Prospectiva

Regina.

Por JAIME RÍOS OTERO.

El vacío que dejó Regina Martínez en el periodismo veracruzano seguirá siendo sensible. Ayer se cumplieron 6 meses de que le fue arrancada la vida, sin que se conozcan las causas de tan artero hecho. Tampoco sabrá nunca su asesino el gran daño que hizo a la sociedad al interrumpir la senda de una vida útil y valerosa, dedicada a transparentar los resortes ocultos que ensucian la existencia colectiva. 

Regina fue un ser de los que la vida privilegia haciéndolos irrepetibles y peculiares. Llevaba su menudez con la propiedad y elegancia de los grandes salones, y su rostro, cincelado en obsidiana, matizado con las cadencias vocales de la educación universitaria. 

Nuestra amistad comenzó realmente por sus requerimientos de hurgar en los expedientes confidenciales del Orfis. Impedido por ley de airear la intimidad contable de dependencias y municipios, el auditor René Mariani Ochoa era objeto constante de la voracidad noticiosa de Proceso. Regina no daba cuartel. Pedía, demandaba, intentaba convencer para que el auditor general titular pusiera a su disposición expedientes y procedimientos, nombres y pecados. 

La amabilidad proverbial del responsable de la fiscalización superior, su autenticidad sobre la misión que desempeñaba, lograron que las relaciones fueran fluidas. Información, cuando lo autorizaba la ley. Confidencialidad, en todo  lo demás.

Fue una consentida de don Ángel Leodegario Gutiérrez Castellanos. “El Yayo”, le decía ella a su jefe. Recibía su apoyo y estímulo para las grandes misiones de Política. Mantenían un vínculo profesional amenizado por la confianza y las bromas. Reunidos en la casa del alto jefe para algún festejo, los empleados departían en sendos grupos, las damas de un lado, los caballeros un poco más allá. 

En esos días, célebre su relación con felino reportero, ahí presente, Regina era objeto de las bromas de don Ángel: “Míralo, míralo, ya se puso celoso porque estás conmigo…”, la chacoteaba, en fingida complicidad y algarabía, con esa picardía costeña que le era tan propia a Gutiérrez Castellanos. 

Las anécdotas y las historias discurrían livianas entre nosotros. Despojado por voluntad propia de su investidura de presidente del consorcio restaurantero, David Bouchez había ordenado trasladar una parrilla ante nuestra mesa para cocinar él personalmente los cortes. Para nosotros inmerecido “grillardin”, participaba de la conversación, las vivencias, la retroalimentación, en una tarde inolvidable que afinaba la amistad y que, por ese simple honor, nos resultó inolvidable.

Inmerso en las tareas del despacho Ordóñez, Ordóñez y Téllez, Abogados Asociados, nuevamente tuve oportunidad de medir la estatura profesional de Regina Martínez. Fuera en las torturas infligidas a Jorge Martínez dentro del Penal de Pacho Viejo, los incriminados en la balacera de El Lencero o el caso de los tuiteros, Regina nunca sacó el hombro. Siempre hizo cabeza, como en muchos temas relevantes del país y del Estado. 

Regina ya no está. Su lugar no podrá ser llenado. Las investigaciones, como en el caso de los grandes, quizá lleven al tema novelero del asesino solitario. Pero los veracruzanos llevamos 6 meses de estar menos informados, desde su muerte, con tantos desaliños y absurdos públicos que la hubieran deleitado, le hubieran arrebatado la risa irremediablemente chungona y colmarían los escaparates noticiosos de primerísima calidad.


Temas misceláneos

*** Ya fueron publicados los dos primeros volúmenes de la serie “Veracruz en crisis”, que es una colección de ensayos presentados por los más relevantes especialistas veracruzanos en diversos temas de interés público. Los libros son producto del Coloquio Veracruz 2010, realizado en esta ciudad. El volumen I es sobre desarrollo económico, pobreza y marginación. El volumen II aborda los temas de salud, educación y deterioro ambiental. La obra fue realizada mediante el Fomix, Fondo Mixto de Ciencia  y Tecnología, integrado por el Gobierno del Estado y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. La coordinación es del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universidad Veracruzana. Los coordinadores son Alberto J. Olvera Rivera, Alfredo Zavaleta Betancourt y Víctor Manuel Andrade Guevara. Quien desee tener un panorama preciso sobre la situación del Estado, necesita consultarlos. 

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