EL PRD Y PEÑA NIETO
Por Uriel Flores Aguayo.
Son tiempos especiales de definición para la izquierda
mexicana, el PRD centralmente en ella; a los resultados electorales recientes,
con todas sus interpretaciones posibles, les corresponde una reacción y actitud
de posicionamiento inminente para las fuerzas progresistas, de su reflexión y
posturas depende mucho sus posibilidades inmediatas y futuras; mas allá del
facilismo oportunista o radical, autodenominados, es imperativo que el PRD se ubique
en el momento histórico, que precise como quiere ser y que quiere para México;
en esa línea juega un papel central su posición sobre Peña Nieto , contando con
una fecha de alto valor político y legal como es la toma de protesta; en
relación a ese momento se está iniciando ya el debate interno que va desde las
extrañas declaraciones del senador Barbosa hasta las alusiones a la toma de
tribuna; falta mucho, se está empezando por que mas allá del acto en si está la
concepción del gobierno Peñista y la ubicación del PRD: la disyuntiva es
reconocer o no como partido, tener tratos o no y hacer planteamientos directos
o no. Pienso que, sin obviar nada, sin abstraerse del predominio oligárquico y
las limitaciones democráticas de México, se debe intentar un dialogo nacional
que parta del respeto mutuo y de la no auto marginación, que considere
planteamientos del PRD y el movimiento progresista que se reflejen en reglas
electorales y políticas públicas. Es indispensable que el PRD tome la
iniciativa, que haga ejercicio político y que demuestre a la nación que está
preparado para gobernar, que tiene la madurez para ser oposición crítica pero
constructiva y que está en condiciones, llegado el momento, de gobernar al país.
Lo peor que le puede pasar al PRD en relación a Peña Nieto,
que va a tener su propio partido de tonalidad de izquierda (concertación) y
ciertas facilidades con algunas fracciones de izquierda, es no definir,
posponer el debate y dejar a la ambigüedad el trato con “los pinos”. Se le
puede venir encima una crisis de estructura y de lealtades, el vencimiento
simple de funcionarios y representantes ante el predominio oficial en puerta
que va a disponer de todos los medios y recursos desde el poder. La mejor
manera de evitar olas oportunistas o de desencanto es definiéndose
políticamente, discutiendo los temas y tomando posturas categóricas; lo
importante es guardar distancia entendida como autonomía y libertad de decisión
respecto del poder, tener identidad propia y mantener un proyecto con el sello
de la izquierda, la de los principios de siempre, básicos, pero la de las
estrategias y las tácticas de hoy.
En Veracruz el PRD vive una situación difícil, de debilidad y
desviaciones crónicas, que lo pone en condiciones adversas ante el proceso
electoral en curso; requerirá enormes esfuerzos unitarios y de voluntad
política para salir adelante, para tener buenos candidatos y ganar
ayuntamientos y distritos; es urgente que el PRD salga de la marginalidad
política, que sea un factor destacado en la vida pública de Veracruz; en esa
idea tiene que apelar a la convocatoria opositora, explorar todas las
posibilidades de coincidencias electorales y presentar un proyecto
transformador de gobierno y de representación
Recadito: Algunos piensan que los Xalapeños nos chupamos el
dedo.