No. 132
Xalapa, Ver., 2 de diciembre de 2012.
El primer domingo del Presidente Enrique Peña
Nieto.
Cinco meses después de las elecciones
federales, finalmente el Lic. Enrique Peña Nieto ha tomado protesta como
Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, para el sexenio 2012-2018.
En los primeros actos de su gobierno, y
llevando a cabo los protocolos correspondientes al acto de investidura, ha
venido presentando a grandes rasgos lo que será el programa de su gobierno y
los principios que animarán su desempeño político en esta nueva administración
que, como han dicho los analistas políticos, significa la segunda experiencia
de alternancia democrática que vive nuestro país en los tiempos modernos.
Después de todo el desgaste que se vivió por
el clima poselectoral, esperamos que se siga despejando el panorama para que
este gobierno comience a planear sus estrategias en orden a responder mejor a
los enormes desafíos que experimenta nuestro país. En esta nueva coyuntura
política que vive nuestro país nos gustaría señalar por lo menos dos aspectos
importantes.
México necesita una planeación y una mirada
transexenal, en la que los gobiernos se asuman depositarios de lo que otras
administraciones han alcanzado y logren canalizar el desarrollo de México más
allá de sus respectivos periodos de gobierno. Independientemente de los estilos
y de las obras memorables, la mejor huella que puede dejar un gobierno son las
estructuras que consolidan el desarrollo y tienen la capacidad de subsistir
conforme se van dando las transiciones en los equipos de gobierno.
Por otra parte, cada vez se visualiza con
mayor claridad que el progreso de nuestros pueblos no depende de un partido
político o de una sola persona. Sería ingenuo y anacrónico, en términos
políticos, seguir pensando de esta manera. Si los poderes de la Unión trabajan
en la misma dirección; si los partidos políticos proyectan mejor la pluralidad
en medio de especiales desafíos; y, si la sociedad en general asume su
responsabilidad de participar y construir, sin esperar milagros, entonces se
pondrán las bases más importantes para que el nuevo gobierno conduzca a México
hacia el desarrollo.
Ningún partido político es perfecto y ninguno
va a salvar a México. Ya no podemos caer en la trampa de pensar que un solo
partido provoca la prosperidad o que un solo hombre es el iluminado. La
construcción de un país es tarea de todos, pero en esta labor uno es el que
coordina y motiva a los demás hacia el mismo objetivo.
Por eso, enviamos este primer saludo al
Presidente de la República y le aseguramos nuestro apoyo y oración para que su
gestión siga atendiendo los principales problemas de México, especialmente el
flagelo de la pobreza y el desempleo, el cáncer de la violencia, el viacrucis
de los migrantes y el azote de la corrupción que desdibuja la vocación de los
servidores públicos, agudiza los problemas y complica el desarrollo del país.
Pbro.
José Juan Sánchez Jácome
Director Oficina
de Comunicación Social
Arquidiócesis de Xalapa