POLITICOS AUSTEROS
Por Uriel Flores Aguayo
La palabra
austeridad se instaló definitivamente en el discurso político del país, Veracruz
no es la excepción; se ocupa para anunciar grandes y casi nunca cumplidos planes
de Gobierno, forma parte de los mensajes cotidianos de los funcionarios y los
representantes oficiales; pero solo son palabras que se lleva el viento; luce y
distingue presentarse y decirse austero, el pequeño problema es cumplir, hacerlo
en los hechos y ser coherentes con ese anuncio. No observo, aunque seguramente
existen algunas excepciones, ese modelo en ningún nivel o espacio de poder local, al contrario, lo que se ve es estilo tradicional, ostentación, mayorcitos
y señoritos muy pretenciosos y muy preocupados por la moda y las marcas; de las
señoras políticas, sobre todo las oficiales, ni que decir, glamorosas y a la
moda. El servicio público perdió, si alguna vez lo tuvo, su sencillez para
volverse una labor alejada de la gente y motivo de protagonismo formal, hueco
pero de oropel. En una sociedad pobre mayoritariamente, con clases medias muy medianas
y ricos escuálidos, ser político se volvió una obsesión, un deporte tan popular
que hasta los empresarios-por llamarlos de alguna manera-se convirtieron a la política,
sobre todo en el PRI y PAN; algunos ya no sueltan cargos de todo tipo, de lo
que sea; es fácil seguirlos viendo actualmente en alguna posición política,
hasta la fecha.
Por inercias, costumbres
raras, porque así es el sistema o porque no tienen formación alguna ,sobre todo
los neo políticos o bebe saurios, ser político en Veracruz se volvió sinónimo
de riqueza y ostentación; los botones de muestra los localizamos en sus autos, casas,
viajes y ropita; esos rasgos nada tienen que ver con una noción republicana, con
el servicio público; tal vez ni cuenta se den, crean que así está bien, que es
normal; poco se les puede decir en tanto carecen de elemental cultura democrática
y vocación de servicio; necesitaríamos varias hojas para enlistar a los
personajes que encajan en esas definiciones; es paradójico que entre quienes suenan
o son promovidos para las próximas elecciones destacan finos representantes de
esa escuela, la frívola y derrochadora.
Creo que nuestro estado, Xalapa por
delante, sufre una crisis de valores políticos, en el sentido de que se ha
desnaturalizado esa actividad hasta volverla un asunto de saqueo de los
presupuestos públicos; basta una ojeada a los Ayuntamientos y al estado en
general para constatar las dificultades financieras en que se encuentran; el
colmo es que sigan explotándolos como si no pasara nada. Por buenos deseos esa situación
no va a cambiar, un político sin pompa y oropel no se concibe ni el mismo, cree
que todo lo merece, que así ha sido siempre y que no hay razones para ser diferente
y mejor. Se pueden hacer llamados y no pasara nada; se van a seguir escuchando
discursos donde la austeridad suene con fuerza, pero solo es demagogia, por
ellos mismos no va a pasar algo distinto; lo peor es que esas formas ofensivas
se vuelven "normales", a las que otros aspiran y que se reproducen en
todos los ámbitos. No es descabellado reclamar un comportamiento austero real,
que los políticos vivan, en lo posible, igual que el pueblo, que no sean una
clase especial," la clase política", que asuman su labor como un
servicio; si en ninguna circunstancia se justifica que los funcionarios y los
representantes lleven un nivel de vida superior al promedio del pueblo, menos, mucho
menos se debe aceptar en una sociedad que carece de niveles aceptables de vida.
El estilo faraónico de los políticos provoca corrupción y explica, en gran medida, los fenómenos de la delincuencia organizada; como no
tienen llenad era y quieren llevar una vida de magnates están dispuestos a todo,
a nadar de a " muertito" mientras el pueblo es agraviado en muchos sentidos,
hasta en su propia seguridad.
En este como en
todos los aspectos de la vida, hay que predicar con el ejemplo; aunque sea en
pequeño, como una muestra, los que, desde la izquierda, ocupamos espacios públicos,
debemos ser escrupulosos en nuestro comportamiento y ser estrictamente
austeros, no dar motivo de confusión, no somos iguales, no desalentar a quienes
nos depositan su confianza. Espero hacer escuela, aunque sea en fase de inicio
de cursos, mostrando otra manera de ser; no me cuesta mucho porque así soy de
toda la vida, porque es mi estilo; a partir de mi, aunque algo tendrán que ver
las elecciones próximas, muchos políticos tradicionales y a la moda, van a cambiar sus hábitos, se van a mostrar humildes y austeros, lo cual
ya será ganancia; en una de esas les gusta, se sienten bien y lo adoptan como
una forma de vida pública. Cuando el político viaje en autobús en carretera, en
taxi en la ciudad, despache en oficinas sencillas, no cuente con un ejército de
ayudantes, camine por las calles y se preocupe menos por el color de la
corbata, tendremos mejores servidores públicos. Por el momento pongo mi granito
de arena para construir una cultura de servicio.
Recadito: Es muy
previsible el cuarto de guerra oficial.